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Una de las áreas más importantes en el desarrollo de tu bebé es la estimulación temprana emocional. A su vez, esta es las más compleja de todas las áreas de la estimulación temprana, pues dependerá tanto de su carácter como de su entorno.
Antes que nada, debes estar consciente que eres un modelo emocional para tu bebé y que es muy normal que él aprenda a seguir tus patrones. Por ejemplo, si tú demuestras inseguridad al hablar con alguien, es muy probable que tu hijo también se vuelva inseguro. Asimismo, si eres un persona positiva, seguramente tu bebé también desarrollará una actitud positiva.
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Otro factor importante en el desarrollo emocional de un niño es el sentimiento de seguridad y cariño que va adquiriendo desde que estaba en tu vientre. Los bebés que crecen en un ambiente de amor y protección, suelen aprender a manejar sus emociones mejor que aquellos bebés que crecen en abandono o en conflicto. Por lo tanto, también es importante que siempre le demuestres tu amor incondicional a tu bebé y que lo apoyes y le demuestres cariño cada vez que te lo pida.
La estimulación temprana emocional busca que tu bebé reconozca sus emociones, conozca las consecuencias positivas y negativas que estas tienen y aprenda a manejar sus estados de ánimo de un modo saludable y constructivo.
Por ejemplo, es importante que tu bebé aprenda a manejar el enojo, expresándose con sus palabras y evitando la violencia. Otro ejemplo importante es que tu bebé aprenda a manejar la frustración, buscando la fortaleza para sobreponerse a los fracasos en vez de congelarse o de recurrir a actos de violencia.
La estimulación temprana emocional es un actividad compleja, por eso debe hacerse de manera cotidiana y realizarse principalmente a través del ejemplo y del cariño. Siempre explícale a tu bebé como te sientes respecto a su conducta. Dile “¡Estoy muy feliz porque hoy te portaste muy bien!” y también pregúntale constantemente cómo se siente “¿Estás contento por ir a visitar a tus primos?” Del mismo modo, si te enojas, aclárale primero que lo amas incondicionalmente y luego regáñalo de un modo calmado, procurando usar palabras constructivas que le expliquen lo que hizo mal.
No lo debes etiquetar como persona, sino que debes calificar sus acciones. Por ejemplo, no es lo mismo decirle: “eres un niño violento” que “pegarle a tu hermano es un acto de violencia y está mal hacerlo.” También es importante dejar en claro que aunque toda emoción es válida, hay ciertas conductas como los berrinches o la violencia que no son válidos y que tienen consecuencias. Dile frases como “¡No llores!, si quieres que tu hermano te preste ese juguete, pídeselo bien” o “Si le pegas a tu hermano, vas a recibir un castigo porque esa acción no se permite en esta casa.”
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Por último, ayúdalo a adquirir confianza en si mismo con actividades que tengan cierto nivel de reto, pero que pueda conseguir. Por ejemplo, invítalo a armar un rompecabezas de pocas piezas. Enséñale lo bien que se siente lograr las metas, pero también que no debe dejarse llevar por sentimientos negativos cuando no las logre, sino que el fracaso es parte de la vida.
Recuerda que el desarrollo saludable requiere que seas constante en tus ejemplos, mensajes, y comportamientos. No puedes, por ejemplo, permitir un berrinche un día y castigarlo al día siguiente por esa misma acción. Bajo la misma línea, no puedes abrazar a tu bebé cuando se siente inseguro en la noche y dejarlo llorar a la noche siguiente. Esto solo lo confundirá y lo hará sentirse inseguro.
La estimulación temprana emocional puede ser el tipo de estimulación más difícil de enseñar, pero también es la que más impacto tendrá sobre el bienestar de tu hijo. Este tipo de estimulación no se trata de reprimir las emociones de tu bebé para que se porte bien, al contrario, su objetivo es que aprenda a expresarlas correctamente y que a la vez conozca las consecuencias de estas.
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