Si bien es muy cierto que los niños tienen un tiempo para aprender a ir al baño, yo les puedo decir, que nosotras las mamás también tenemos nuestro momento para enseñarles.
Los niños mandan señales muy claras cuando están listos; les molesta el pañal, se esconden para hacer popó, te avisan cuando quieren que les cambies el pañal, amanecen con el pañal seco, etc. ¿Pero se han puesto a pensar en ustedes?
Aquí les van algunas de las cosas para las que, como mamás, tienen que estar preparadas: tienen que estar listas para limpiar el piso, alfombra y tapetes una y otra vez, cambiar sábanas cuantas veces sea necesario, lavar miles de cambios de ropa al día sin control, (eso incluye calzón, pantalón, calcetín y zapatos), correr veinte veces al baño sin importar el lugar donde estés (y muchas veces escurriéndote de pipí en el camino), detener el coche mientras manejas y encontrar el árbol más cercano para la emergencia, que no te dé pena pedir un baño prestado y tampoco limpiar pisos ajenos cuando hubo accidente, echar porras cuando las cosas van muy bien, y en ocasiones cuando también van mal para no perder el ánimo, inventar canciones de pipí y popó, estar dispuesta a dar dulces y chocolates como premio cada vez que tu hijo vaya al baño, pasar buen tiempo de tu día en el bañito leyendo cuentos o cantando, que tu baño huela a pipí, que tu ropa huela a pipí y a veces no sabes ni qué, pero huele a baño. Y lo más importante, no perder la calma, la sonrisa y la paciencia nunca (aunque es casi imposible porque en momentos puede ser desquiciante).
Mi primer intento para que Juliancito dejara el pañal, me duró una mañana. Después de 3 cambios de ropa, charcos de pipí por donde quiera, mi hijo de malas con la vida (porque cada 20 minutos lo llevaba al bañito) y yo frustrada por lo que estaba pasando, concluí que YO no estaba lista para ser paciente y dejar el pañal.
Así que mamás, cuando estén pensando en que sus hijos dejen el pañal, también pregúntense si ustedes están listas para desarrollar más su paciencia, porque la van a necesitar mucho más de lo que se puedan imaginar.
Respiren profundo, que esto apenas empieza.
¡Mucha suerte!
