Es común escuchar que hay que esperar a que se caiga el cordón umbilical para poder bañar a tu bebé recién nacido por primera vez. Esto es correcto, ya que así evitas mojar el área abdominal y permites la cicatrización del ombligo. No obstante, también existe otra opinión médicamente aceptada, que es que no es necesario esperar hasta que se caiga el cordón, sino hasta que la zona se haya secado, ya que una vez seca no existen riesgos de infecciones.
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Nosotros te recomendamos que para evitar cualquier complicación, pospongas el primer baño de tu bebé hasta que se caiga solo su cordón umbilical. Sin embargo, si te preocupa el aseo de tu bebé, lo puedes limpiar antes de su primer baño con la ayuda de una esponjita humedecida con agua tibia (no hace falta usar champú, ni jabón), procurando no mojar su ombliguito. Estos baños de esponja servirán para relajarlo y también como actividad de conexión emocional entre tú y tu bebé. Sin embargo, te recomendamos que te esperes por lo menos 24 horas, si no es que más, antes de darle este baño con esponja. Esto permitirá que el vérnix caseosa, la sustancia que recubre a tu bebé al nacer y que tiene propiedades inmunes, no se caiga y lo proteja del medio ambiente en sus primeros días de vida.
Una vez desprendido el cordón umbilical, tu bebé está listo para tener su primera experiencia en la tina de agua. Tu bebé recién nacido no necesitará bañarse tan seguido como un niño pequeño o un adulto; ya que no suda, ni tiene actividades que hagan que se ensucie. Es posible que tu médico te recomiende que realices los baños solo dos o tres veces por semana para no resecar su tierna piel. No obstante, si lo quieres hacer más seguido, usa productos neutros y sin perfume e intenta a veces bañarlo únicamente con agua tibia.
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Bañar a tu bebé puede ser una experiencia placentera, que sirve como actividad de unión familiar.
¡Disfrútala!