La sobreprotección hacia los hijos puede ocurrir de diferentes maneras, y en la mayoría de los casos obstaculiza su pleno desarrollo. Por ejemplo, cuando le ayudas a tu hijo en todas sus actividades con tal de evitarle cierta incomodidad (aún sabiendo que tiene la capacidad para hacerlas), o si le prohíbes hacer ciertas cosas por temor a que se enferme o pase un mal rato (cuando la actividad no presenta un peligro real).
Hay un sinnúmero de acciones que pueden llegar a cruzar la delgada línea entre el cuidado de tu hijo y la sobreprotección. A continuación te presentamos algunas de las consecuencias de esta última:
- Baja autoestima.
- Miedo ante experiencias nuevas.
- Poca tolerancia a la frustración si no obtiene lo que desea, o si tiene que esperar para obtenerlo.
- Dificultad para identificar y reconocer sus errores.
- En algunos casos, problemas emocionales en la adolescencia y edad adulta.
Por ello, es necesario que les brindes a tus hijos la oportunidad de aprender a responsabilizarse por sus decisiones y acciones, por su salud, por la forma en que se expresan y muestran sus emociones.
Es fundamental que cuando se sientan frustrados, tengan miedo de probar algo nuevo, o estén aburridos o tristes, los dejes que solitos aprendan a manejar cada una de estas situaciones (claro que puedes guiarlos, pero no imponerte). Además, es importante que les ayudes a tener seguridad en si mismos. Esto los ayudará a madurar, a valerse por si mismos, a regular sus emociones y a no depender de otros para sentirse bien.
Si sobreproteges a tus hijos, estás limitando que aprendan todo esto y les estás impidiendo que crezcan como personas capaces de tomar decisiones, de cuidarse, de dar y de recibir.
Si sobreproteges a tus hijos, estás limitando que aprendan todo esto y les estás impidiendo que crezcan como personas capaces de tomar decisiones, de cuidarse, de dar y de recibir.
Si deseas saber qué puedes hacer para evitar la sobreprotección, te recomendamos que leas el siguiente artículo: 8 Tips para evitar la sobreprotección.
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