Si solo estás interesada en que tu hijo te obedezca, es muy probable que  reaccione con muchos berrinches y que vaya creciendo con resentimientos. ¿Por qué sucede esto? porque no estás tomando en cuenta sus necesidades, ni su voluntad, ni su capacidad de analizar y decidir. Esto puede resultar muy frustrante para tu hijo. Si en cambio, respetas y reconoces que es capaz de ir analizando y de ir decidiendo, y además buscas su cooperación (es decir lo tomas en cuenta y lo vez como parte de un equipo), verás como poco a poco los berrinches desparecerán.

Algunos ejemplos de cómo educar a los hijos para que sean responsables son los siguientes:

• Avísale con anticipación que habrá un cambio de actividad, por ejemplo: “Dentro de 5 minutos vamos a salir” o “Ya casi vamos a comer”. Aunque tu bebé aún no sabe lo que son 5 minutos, se va acostumbrando a que hay un periodo de transición entre lo que está haciendo y la actividad próxima. Este espacio le permitirá saber que puede planear y organizarse, por ejemplo, para juntar sus cosas o guardar sus juguetes.
• Antes de ir a cualquier lugar público, explícale a tu hijo lo que puede hacer y lo que no puede hacer. Por ejemplo, si van a ir al mercado y no quieres que coma dulces, explícale que no le vas a comprar dulces. Si después te pide dulces, haz que recuerde tu regla anterior “¿Te acuerdas que te dije que no te iba a comprar dulces? ¿Verdad que sí?”.

Para saber cuál es la base para establecer límites, da clic aquí.

• Inclúyelo en las activiades, por ejemplo: pídele que te ayude a buscar las cosas que quieres comprar en el mercado y explícale para que sirven los productos. Haz que participe en la compra y que se sienta importante porque te está ayudando.
• Dale oportunidad de escoger; no te impongas. Felicítalo por su elección. En caso de que realmente no sea adecuada su elección, explícale por que y dale otras opciones. Te recomendamos que sean solo 2 o 3 y que no abras demasiado el abanico de decisiones porque le resultará complicado elegir.

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Te recomendamos, sobre todo, que respetes en todo momento su capacidad de decisión y de elección. Nunca le digas que él no es capaz de saber lo que quiere. En lugar de eso, guíalo para que sus elecciones sean las correctas, explicándole siempre las ventajas y las desventajas, pero nunca imponiendo tu volundad.

Descubre cuando ser firme con los límites. 

Aunque el llanto de tu bebé es completamente normal, esto no implica que debas dejarlo sin atender hasta que se canse. Recuerda que los bebés no lloran por molestar, lo hacen porque ese su método de comunicación. Con el llanto te hacen saber si tienen hambre, si tienen sueño, si están mojados, si tienen frio, si tienen dolor, si están asustados o si necesitan un abrazo.

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Por instinto natural, las mamás, al escuchar llorar a su bebé van a su auxilio. En cambio, no es natural que una mamá escuche a su bebé llorar y lo deje solo hasta que se le pase. Este es un impulso que está escrito genéticamente en las madres para entender que su bebé llora porque está sufriendo o porque alguna de sus necesidades no está satisfecha. Sin embargo, muchas veces por hacer caso a recomendaciones de terceros, las mamás dejan de escuchar lo que les dice su instinto.

Para conocer la importancia del instinto maternal en la crianza, da clic aquí.

En caso de que tu bebé no pare de llorar, prolongando este escenario por varios días, es decir que siga llorando a pesar de estar limpio, bien alimentado y haya recibido todo tu amor, te recomendamos que lo lleves de inmediato con el pediatra para descartar cualquier enfermedad o problema. Es muy raro que un bebé que está bien atendido emocional y físicamente llore por tiempos prolongados.

No sabemos de donde o cuando surgieron los consejos antinaturales de dejar llorar a un bebé, sin embargo te recomendamos que cualquiera que sea la razón por la que llora tu hijo, le brindes tu amor incondicional y nunca lo dejes solo. ¡Hazle saber que siempre será amado y protegido por ti!

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Salud:

• Llora mucho y tus técnicas habituales no ayudan a consolarlo.
• Come muy poco o se niega a comer.
• No duerme bien.
• Tiene fiebre mayor a 38 grados.
• Presenta vómito, diarrea o estreñimiento.

Desarrollo:

• Si tu bebé arrastra su cuerpo al gatear por más de un mes.
• Si no reacciona a los sonidos.
• Si no hace ningún sonido.
• Si no ha aprendido usar las dos manos de igual manera.

Al final de esta etapa, los padres se preocupan si sus bebés no gatean. El gateo es una fase importante en el desarrollo de los bebés, porque les permite movilizarse y así conocer más el mundo que los rodea. Puedes estimular al gateo a través de diferentes ejercicios. Sin embargo, también es importante mencionar que hay bebés que se saltan esta fase y empiezan directamente a pararse y posteriormente a caminar. Por eso, si tu bebé no gatea, no necesariamente significa que tiene algún problema.

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No obstante si tu bebé no está interesado en moverse (ya sea gateando, arrastrándose, rodando o caminando) o no sabe mover sus brazos y piernas de manera coordinada, es importante que visites a tu pediatra.

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Es importante que respetes el ritmo de desarrollo de tu bebé todo el tiempo, sobre todo cuando lo estimulas. Recuerda que la estimulación temprana, debe ser divertida tanto para ti como para tú bebé; por eso no lo obligues a hacer cosas para las cuales aún no está preparado. De la misma manera, no te angusties si va más rápido o más lento de lo que tú esperarías.

Toma en cuenta que el desarrollo no siempre se da de manera continúa. De repente podrás notar que tu bebé parece crecer a saltos agigantados, mientras que otras veces puedes sentir que se estanca.

Date cuenta de que gracias a que todos somos diferentes, podemos hablar de una verdadera riqueza humana. Te recomendamos que nunca hagas comparaciones entre tu bebé y otros bebés, ya que sería una actividad desgastante y no beneficiaría a nadie. ¡Mantente tranquila y disfruta el viaje de desarrollo con tu bebé, sin ninguna prisa.

Si tienes dudas sobre las metas de desarrollo saludables, te recomiendo que leas este artículo: Metas de desarrollo del bebé.

Hay muchas cosas que nos frustran, y si de pequeños no nos enseñaron a manejar la frustración, ya sea porque nos daban todo lo que queríamos, o porque nos sobreprotegían y consentían demasiado, es probable que no hayamos aprendido a manejar la palabra “No”. Es decir, creemos que todo lo que queremos tiene que salir como nosotros lo deseamos, esperamos o planeamos.

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Es probable que si así crecimos, nos cueste trabajo tolerar que las cosas no siempre sean como queremos, y que debido a esto nos ofendamos o enojemos con facilidad. Ponte a pensar ¿estás enseñando a tu bebé cómo manejar la frustración?

Al educar a tu bebé tienes la oportunidad de aprender, y también de enseñarle, que no somos el centro del universo y que no todo es como lo queremos, esperamos o deseamos. Es importante que él aprenda que después de todo, es mejor manejar la frustración con una gran sonrisa que con un gran berrinche.

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Para enseñar a tu bebé cómo manejar la frustración, es importante que no le des todo lo que quiere, sobre todo si son cosas que no le aportan ningún beneficio; y que lo que le des, no sea al instante. En ese último caso le puedes dar plazos para darle lo que desea, por ejemplo: “Te acabas de comer una galleta, no te puedo dar otra hasta la hora de la cena”.

En la medida que tu hijo aprenda a posponer la gratificación y a que no siempre obtendrá todo lo que quiere, será una persona más satisfecha con la vida y apreciará más lo que tiene. De esta manera, tendrá claro que no todo se trata de que él reciba y tenga, sino que tiene que aprender a dar y recibir, cooperar, esperar y apreciar.

Recuerda, que enseñar a tu bebé cómo manejar la frustración es algo tan importante como que tú lo aprendas también y se lo demuestres todos los días. Si quieres saber más acerca de educar con el ejemplo, da clic aquí.

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Puedes estimular la imaginación de tu bebé de manera muy simple, aquí te traemos 5 ideas:

1. Leer cuentos. Leer es uno de los mejores ejercicios para la imaginación, ya que no necesitas de ningún objeto para creer mundos y experiencias maravillosas. Te recomendamos leer el artículo: La importancia de la lectura para bebés.
2. Hacerle preguntas. Tu bebé podrá encontrar respuestas creativas, además con ellas también estimulas su razonamiento.
3. Hacer dibujos. Permítele crear cualquier cosa que se le ocurra. Te recomendamos usar hojas de papel o cartulina de reciclaje, no libros con trazos ya hechos.
4. Visitar la naturaleza. Acuéstense debajo de un árbol a oír música, a escuchar a los pájaros y descubrir diferentes figuras en las nubes.
5. Jugar con plastilina. Invita a tu bebé a crear animales imaginarios.

Si quieres conocer los beneficios de jugar con plastilina te recomendamos dar clic aquí. 

¿Ya viste que pude ser prácticamente cualquier actividad? Lo que te recomendamos es que practiques tu imaginación para estimular la de tu bebé. Haz cualquier cosa que permita a tu bebé crear y pensar a su antojo. ¡Diviértete mucho!

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Sabemos que no es tan fácil educar de esta manera, porque nosotros mismos, como padres, tenemos que ser congruentes con nuestro comportamiento para que nuestro hijo pueda emularlo: ser responsables, ser amables, ser conscientes. Sin embargo, nunca es recomendable educar a tus hijos a través de presiones externas como lo son la pena, el miedo y la culpa, ya que estas no fomentan la responsabilidad, debido a que el control sobre las decisiones y acciones de tu bebé no recaerá sobre él, sino sobre ti.

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Al utilizar estos modelos educativos basados en el miedo, la pena y la culpa, crearás en tu bebé un mecanismo para actuar basado en evitar estos sentimientos negativos. Si esta es la única motivación que tu bebé tiene para hacer las cosas, caerá en la frustración al no poder elegir por si mismo y se inclinará por echarle la culpa a otros de sus errores cometidos. Es decir, que él no va a asumir la responsabilidad de sus actos.

Otra consecuencia negativa de educar con estos modelos, es que tu bebé no aprenderá que es normal cometer errores y que de estos se puede aprender. En vez de ello, tratará de ocultar sus errores, e inclusive podría llevar a mentir, todo para evitar la presión de sentir pena, miedo y culpa.

¿Entonces que tienes que hacer?

Es importante que confíes en la capacidad de tu bebé para hacer las cosas y para decidir entre varias opciones (las cuales tú puedes limitar). Además, te recomendamos que permitas que él mismo se premie por sus resultados o que él mismo aprenda de sus errores y los corrija. Claro que tú estás para guiarlo, así que lo puedes felicitar o por otro lado, mostrarle, sin hacerlo sentir mal, cómo hubiera podido hacer las cosas para que resultaran bien.

Recuerda que guiar no es lo mismo que controlar, así que permítete educar a tus hijos sin recurrir a la pena, el miedo y la culpa, y mejor busca que sean personas responsables y autosuficientes. Si quieres saber más de este tema, da clic aquí.

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Puede ser que en estas ocasiones especiales te muestres un poco más flexible en cuestión de horarios, pero debes intentar respetar, en la medida de lo posible, las rutinas y reglas de alimentación, sueño y seguridad de tu bebé. Esto ayudará a fortalecer ese regalo tan especial que le estás dando a tu hijo: la estructura.

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Recuerda también que la consistencia entre las diferentes personas que cuidan a tu bebé es importante. Si convive con tíos, abuelos o nanas, todo mundo debe tener claro lo que se vale y lo que no se vale.

Tampoco se trata de que trates como soldado a tu bebé y no le permitas disfrutar las vacaciones por seguir las mismas reglas que en casa. Sin embargo, en caso de que seas flexible en algunos aspectos de la rutina durante las vacaciones, siempre tienes que hacerle saber a tu bebé que esto solo ocurrirá en esa ocasión y que pronto volverán a la rutina normal.

Así que ya lo sabes, estar de vacaciones no significa olvidarte de las reglas y los límites, sino de ser un poco más flexible y permitir la diversión, sin que esto represente la pérdida total de estructura. ¡Ahora a disfrutar!

¿Quieres saber si formas parte de los padres permisivos? Da clic aquí para conocer sus características.

1. Evita las comparaciones. Trata de no hacer sentir que uno puede o sabe más que el otro. Cada niño se desarrolla a un ritmo diferente, por lo tanto, cada uno hace y aprende cosas distintas. Por favor no hagas de las comparaciones un medio para levantarles el ánimo o reprocharles algo. Es posible que algunas veces las utilices para sentirte mejor pero te recomendamos evitarlas, por ejemplo: “A esta edad, Mario ya caminaba, ¡qué barbaridad!, esta niña ni gatea”, “Diego es buenísimo corriendo, Arturo en cambio es muy torpe”.

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2. Dedícales cantidades semejantes de tiempo. Cada niño tiene necesidades diferentes. Uno tal vez requiera que le leas en privado cada noche, y el otro que juegues fútbol o que salgas a platicar con él. Dedicarles una cantidad similar de tiempo ayudará a que sientan que ambos son prioridad para ti y lograrás que no resientan el tiempo que pasas con tus demás hijos.

3. Asegúrate de que cada uno de tus hijos tenga su espacio contigo, con su padre y con sus abuelos. Las relaciones se establecen de uno a uno. Qué rico que además haya ocasiones en grupo, pero los espacios uno a uno son deliciosas oportunidades para conocerse, darse cariño, aprender y crecer, ¡aprovéchalos!

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Por último, te recomendamos atender las necesidades diferentes de cada uno de tus hijos, respetando y agradeciendo internamente que existan diferencias. No trates de comparar y hacer sentir que uno es más afín a ti que el otro, o que uno hace mejor las cosas que el otro, o que uno es mejor parecido que el otro. Al contrario, celebra esas diferencias, eso es lo que le da riqueza a tu familia y al mundo. Ve la relación entre hermanos como una oportunidad para crecer, aprender y compartir.

¡Esperamos que estas recomendaciones te ayuden a fomentar relaciones más sanas entre hermanos!

“Te lo dije” es una manera de demostrar que tú tienes la razón y tu bebé está equivocado; así como de recalcar tu superioridad sobre él; y también es una forma de reclamar que tú eres mejor o más sabia que tu pequeño. Sin embargo, este reclamo hará sentir mal a tu hijo, sobre todo porque regularmente va acompañado de calificativos negativos como “¡Te lo dije, pero eres muy cabezón!”. Esto no llevará a nada bueno, ni en su desarrollo personal ni en lo que se refiere a tu relación con él.

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Si tú como mamá, utilizas esta frase, puede interpretarse como una debilidad o inseguridad, ya que la puedes usar para que tu hijo te obedezca, en lugar de hablar claramente con él.

Recuerda que tu bebé está aprendiendo del mundo y que es posible que se equivoque en repetidas ocasiones. Así que en lugar de regañarlo o reclamarle después de un error el cual cometió después de que ya se lo habías anticipado, te recomendamos hablar con él tranquilamente y decirle algo como: “Ahora ya aprendiste que no debes hacer esto porque te puedes lastimar”.

Ahora, si te preguntas ¿Cómo educar los hijos para que sean responsables sin recurrir a reclamos? Puedes leer el siguiente artículo: ¿Cómo educar a los hijos para que sean responsables?