Los niños se portan mal por muchas razones, pero existen tres que se repiten constantemente:
- Necesitan atención para cubrir alguna necesidad, ésta puede ser física o emocional.
- Están confundidos con las reglas porque los papás/maestros/cuidadores las cambian constantemente.
- Han aprendido a interactuar con el mundo de esta manera y no saben cómo hacerlo diferente, en otras palabras, han desarrollado patrones de conducta.
Sabemos que es muy frustrante cuando un niño se porta mal de forma consistente, sobre todo si los padres han intentado muchas maneras para que deje de hacerlo. Generalmente, en el proceso de intentar educar a nuestro hijo utilizamos el castigo. Sin embargo, muchas veces los castigos tampoco funcionan para cambiar los comportamientos negativos de nuestros hijos. En otros casos, decidimos que no queremos utilizar el castigo de manera recurrente porque queremos que nuestros hijos se porten bien por motivación propia (intrínseca) y no por miedo al castigo (motivación extrínseca).
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Si éste es tu caso, te recomendamos hacer lo siguiente para tratar de disminuir los malos comportamientos en tus hijos:
- Sé consistente con las reglas del hogar. No cambies las reglas de un día para otro. Esto confundirá mucho a tu hijo. Si has establecido reglas respecto a la comida chatarra, la cantidad de televisión que puede ver, la consecuencia por pegarle a alguien o cualquier otro ejemplo, debes asegurarte de seguirlas. Si en algún momento haces una excepción, debes comunicárselo a tu hijo para que entienda que la regla sigue existiendo y que en este caso, por alguna razón específica, la regla no fue aplicada. De lo contrario, tu hijo vivirá confundido, intentando entender las reglas y encontrar los límites entre lo aceptable y lo reprobable de sus acciones. Y en este proceso, se portará mal.
- Inicia un diálogo con tu hijo. Generalmente cuando tu hijo se porta mal reaccionas enojándote o explotando, en vez de platicar con él sobre lo que sucedió. El problema con este mecanismo es que no le das la oportunidad de expresar lo que le sucede. Como consecuencia no podrás ni entender por qué se está comportando de esta manera, ni ayudarlo a solucionar el problema. Si cuando tu hijo se porta mal te alteras, cuenta hasta 10 y respira profundamente. Si el que está alterado es tu hijo, abrázalo o mantente a su lado hasta que se tranquilice. Cuando los dos estén tranquilos, platiquen. Generalmente no se recomienda preguntar ¿por qué lo hizo?, ya que probablemente no sabrá darte una respuesta. Pero puedes preguntarle ¿qué sientes?, y a partir de ahí entablar una conversación.
- No etiquetes negativamente a su persona, sino a sus acciones. Hay una gran diferencia entre decirle a un niño que dijo una mentira: “¡muy mal, eres un mentiroso!”, a decirle: “tu acción de mentir está mal”. En el primer escenario estás definiendo a tu hijo como un mentiroso, dejándole poca opción de cambio para dejar de serlo. En el segundo le estás diciendo que su acción es incorrecta y que puede cambiar su comportamiento porque no es algo que lo defina como persona. Así que, ten mucho cuidado en la manera en la que le comunicas a tu hijo sus errores.
Esperamos que estos consejos te sirvan de mucho. Cuéntanos si te han funcionado en el espacio de comentarios de aquí abajo.
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