En los primeros días de vida de tu bebé, la leche que produces se denomina calostro. Este tipo de leche materna presenta un alto contenido de nutrientes y está diseñado especialmente para el estómago de un recién nacido. A partir del día 2-3, la composición de tu leche cambia y la producción aumenta. Esta nueva leche se presenta en dos fases:
- En la primera fase produces la denominada leche inicial. Esta es la leche que sale durante los primeros minutos de cada sesión de lactancia y se distingue porque su consistencia es acuosa. La leche inicial es importante porque ayuda a hidratar a tu bebé.
- En la segunda fase produces la leche final, la cual empieza a salir después de que tu bebé ya consumió toda la leche inicial. Esta tiene un contenido elevado de grasa y lactosa y es la que le brinda la mayor cantidad de nutrientes a tu bebé.
Ya que ambos tipos de leche materna son importantísimas para tu bebé, te recomendamos que lo amamantes hasta que quede saciado. Asimismo, intenta que en cada sesión vacíe un pecho antes de cambiarlo al otro y recuerda que en la sesión subsecuente debes empezar por el otro pecho. Solo así podrás asegurarte que llegó a consumir tanto la leche inicial, como la leche final. De lo contrario, únicamente tomará la leche inicial de cada pecho. Esta práctica también ayuda a minimizar la inflamación de tus pechos y a prevenir el bloqueo de ductos y la mastitis.
Por último, quisiéramos resaltar una excepción a esta regla. En las primeras semanas de vida, tanto tú como tu bebé están aprendiendo como amamantar y puedes sentir dolor ya que tus pechos se pueden irritar. Por lo tanto, en estas primeras semanas te recomendamos que cambies de pecho con mayor frecuencia, para dejar que tus pechos se acostumbren a amamantar y disminuya el dolor. Sin embargo, una vez que pares de sentir dolor, es muy importante que en cada toma vacíes un pecho antes de cambiar a tu bebé de lado.
En este video conocerás más sobre los tipos de leche materna.