El primer paso ya lo diste al reconocer esta rigidez. Felicidades. Hay tantas, tantas personas que no tienen esta capacidad de introspección para reconocer sus fallas, ¡así que debes sentirte muy contenta de haber dado este paso!
Ahora lo que puedes hacer es consultar con tus amistades como le hacen ellas para establecer y mantener horarios de manera saludable (ve este ejemplo). También puedes hacer una lista de las veces que has sido rígida y tratar de entender a que se debió. De esta manera, te irás conociendo mejor y podrás estar consciente cuando exageres en tu rigidez. Como resultado del ejercicio anterior, podrás tratar de controlarlo mentalmente cuando veas que te estás comportando con rigidez.
Puedes también buscar ayuda profesional. ¿Por qué? Porque es muy probable que si eres muy rígida con los horarios y rutinas de tu bebé, llegues a afectar otros aspectos de tu vida y de tu familia. Las personas rígidas tienden a sufrir pues si las cosas no se hacen de acuerdo con sus patrones y reglas, se angustian con facilidad al intentar que todo se haga a su manera.
Aprender a gozar con flexibilidad, y respetando que hay muchas formas diferentes de hacer las cosas es un enorme regalo. ¡Busca ayuda para que te lo puedas dar a ti y a tu familia!
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