Desde el nacimiento de Emma, y podría decir que desde que supe que estaba embarazada, soy mucho más crítica y reflexiva. Y esto se debe a que quiero darle lo mejor a mi gordita. Imagino es algo que les pasa a todas las mujeres que transitan el camino de la maternidad. En cada paso que doy, quiero mejorar, ser mi mejor versión, una más profunda, fuerte y real. A veces, no es fácil. Las caídas duelen y aparecen sombras que logran nublar la visión. Pero ante esas situaciones, intento recordar que soy totalmente afortunada de poder tener a mi lado a Emma y de haber formado la familia que siempre soñé.
Es increíble cómo cambia esa arraigada idea de que somos nosotros los papás los que les enseñamos a nuestros hijos. Para mí es completamente al revés. Y por estos días, Emma no para de demostrármelo, una y otra vez.
Todo esto me llevó a pensar que si no fuera por ella:
- No comprendería que no existe palabra más dulce que “mamá”
- No hubiese vuelto a cantar con total desenfado las canciones de Xuxa
- No sabría que un abrazo de oso todo lo cura, hasta el dolor más profundo
- No disfrutaría tanto de revolcarme en el pasto (sin que me importe ensuciar todo mi outfit)
- No conocería ese olor a bebé que me derrite cada mañana al despertarme a su lado
- Nunca hubiese superado mi locura por el orden y la limpieza (aunque este punto todavía lo tengo que trabajar un poco más)
- No comprendería que no hay límites para la emoción y la alegría
- No sanarían las heridas de mi infancia
- No sabría que el papel confetti es magia
- No sentiría lo que es ser amada con locura, y al revés también
- No imaginaría que puedo rendir todo un día con sólo 4 horas de sueño
Y ustedes, ¿qué escribirían en su lista?
Con cariño,
Mamá Pia
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