Estamos de vacaciones, así que hoy se me dió por escribir un “post reflexivo” después de una hermosa tarde junto a Emma. Pensaba mientras la contemplaba que cuando nos convertimos en mamás queremos ser las mejores en todo… en pocas palabras, “mamás perfectas”. Detrás de este objetivo, en varias oportunidades, dejamos pasar la gran posibilidad de ser protagonistas de nuestra propia historia. ¿A qué me refiero? Observamos, pero no participamos.
En estas vacaciones quiero que Leo y yo junto a Emma juguemos sin parar, ríamos a carcajadas, disfrutemos del viento en la cara, saltemos de alegría, nos tiremos por la resbaladilla, corramos descalzos detrás de la pelota, cantemos su canción favorita de Mariana Mallol “Dos Gatos” a todo volúmen, contemplemos la luna y las estrellas acostados en el pasto y bailemos sus pasos preferidos.
Deseo que cuando Emma sea grande y piense en su familia, sonría y recuerde lo bien que la pasamos juntos. Quiero que guarde en su corazón esos momentos bien nuestros… sólo nuestros.
Emma, sé que estoy muy lejos de ser la mamá perfecta que a veces me impongo ser… pero ¡te quiero con todo mi corazón y me siento la más afortunada del mundo por que seas mi bebé!
Ustedes, ¿a veces sienten parecido?
Con amor,
Mamá Pia