Mi papá es anti-vacunas y yo crecí sin vacunas, ni una sola. Mi papá había decidido que nos curaría con naturismo y así fue hasta casi la adolescencia, cuando un principio de bronconeumonía me hizo tomar el primer antibiótico del que tengo memoria. Ahora que soy mamá, y gracias a que tengo un hijo sanísimo, mantengo una política “heredada” de pocas –o ninguna- medicinas alópatas, algunos remedios herbolarios, naturistas o “caseros”, pero eso sí, a diferencia de mi papá, yo creo que las vacunas para bebés se deben aplicar TODAS.
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A alguna gente le extraña que viniendo de una familia anti-vacunas, yo no haya optado por lo mismo. Sobre todo porque el resultado parece ser bueno: soy y siempre he sido una persona más que sana, a la que no hubo que inyectarle nada para crear anticuerpos y simplemente no me enfermé de nada grave. Sin embargo, otras personas no tienen la misma suerte.
¿Entonces? Ciertamente vacunar es un tema polémico y que levanta “discusiones” acaloradas (Lee el artículo: Lidiando con las diferentes opiniones sobre maternidad) en los foros de maternidad y en las redes sociales. Discusiones entre comillas porque de un lado puede presentarse toda la evidencia científica del mundo para validar la necesidad de las vacunas, mientras que del otro lado siempre se pensará que esto es mentira. Lo último, bajo no se qué principio racional y más bien ligado a las odiosas teorías de la conspiración y a interpretaciones erróneas de tecnicismos médicos (como el típico: “las vacunas tienen mercurio”).
Lo que sí es un hecho irrefutable es que gracias a la vacunación como política pública de salud, en su historia reciente, la humanidad ha tenido a raya a las epidemias y ¡gracias a ello hemos dejado de morir por millones!
No vacunar incide en la salud colectiva, porque si de verdad nadie vacunara, sería el caos que antes había.
Ante la pregunta ¿vacunar o no? Yo respetaría algunas consideraciones religiosas que prohíben las vacunas. Por lo demás, la respuesta sería SÍ, ¡claro que hay que vacunar! Y como en todo, hay que leer e informarse.
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