Ser madre es una montaña rusa de sentimientos muy intensos. Desde que nació Emma, siento miedo muchas más veces que cuando era sólo yo. ¿Les ha pasado?
“No conoces el verdadero miedo hasta que te conviertes en madre.” Sinceramente no pensaba que estas palabras fueran tan ciertas. A pesar de tanta verdad encerrada en una sola frase, puedo decir que vivo con plenitud la maternidad y la crianza de mi gordita… Pero los hijos duelen demasiado, tanto, que a veces hasta la sola idea de imaginártelo te bloquea. La maternidad tiene un lado de felicidad absoluta, pero también un huequito de sufrimiento. Desde que soy mamá se enfatizó mi angustia al conocer historias en las que hay involucrados bebés o niños, o bien cuando voy caminando por la calle y los encuentro en situaciones vulnerables. No puedo evitar ponerme en su lugar… instantáneamente lloro. También comenzaron a presentarse miedos en mi cabeza que hasta entonces eran inexistentes. Nunca he sido una persona miedosa, soy súper relajada, pero la maternidad remueve muchas cosas.
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Sin lugar a dudas, el temor (o mejor dicho, el terror) más grande que una madre pueda sentir es el de perder o que le suceda algo a sus hijos. Mis miedos más fuertes están ligados a las enfermedades, a las necesidades de Emma que yo podría no detectar, a que se caiga de un lugar alto (¡los balcones y los hoyos de los juegos del parque me dan pavor!), a los accidentes de tránsito… a que me pase algo a mí o a Leo. Por ejemplo, mi mente se vuelve catastrófica horas antes de un viaje en avión, ¡y antes no me pasaba! No puedo controlarla. Por esto, siempre elijo, de manera muy egoísta (asumida), viajar con Emma a pesar de tener la posibilidad de no hacerlo. No puedo ni pensar no estar a su lado y que algo ocurriera. La única vez que viajó con Leo sola, la pasé muy mal. ¡Y era un vuelo de 30 minutos! Lo que se sufre por un hijo, los temores y las preocupaciones que se tienen, no se pueden comparar con ninguna otra circunstancia. ¿Coinciden o es locura mía?
A Leo realmente le angustia muchísimo que yo hable de estas cosas o que le cuente noticias tristes donde hay involucrados menores. Me frena, no me deja avanzar con lo que le estoy contando. Le resulta muy difícil asimilar que son miedos que no puedo dejar de sentir; son miedos de mamá con los que voy a vivir siempre. Estarán ahí, cerca mío, pero haré como hasta ahora lo necesario para que no me obsesionen ni me paralicen… todo lo contrario. Trabajaré en ellos, y aprenderé y ayudaré a todo aquel que esté a mi lado transitando una situación vulnerable o dolorosa.
Es el primer artículo que escribo sobre los “miedos de mamá”, algo tan profundo y difícil de expresar. Esto surgió a partir de una sucesión de noticias muy tristes y de la decisión que tomé junto a Leo de conservar nuevamente las células madre de nuestra hija. Para mí, ser mamá es un constante crecimiento y desafío. Ustedes, ¿cómo viven sus miedos?
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Agradezco a la vida tener tanto para disfrutar… ¡una familia maravillosa, sana y amorosa que día a día me llena el alma! ¿Existe historia de amor más bella que ésta?
Con cariño,
Mamá Pia