Fuente: Mamá Pia
Emma es de esas personitas que todo lo reflejan. No sólo con su mirada, sino literalmente con su cuerpo, sus expresiones, sus gestos. Es una gozadora al cien por ciento. Todo es alegría, gritos de felicidad incluidos, cuando ve pasar por la puerta de casa a sus amigos, cuando logra hacer volar una burbuja, cuando escucha una canción que le gusta, cuando juega a las escondidas con su papá.
Pero no siempre son espléndidos los días… así es la vida. También manifiesta sus enojos, sus dolores, sus tristezas y sus preocupaciones. Sí, con 2 años, tiene preocupaciones… como por ejemplo cuando su bebé está enfermo o cuando me ve ponerme mi abrigo y mi bolsa y le explico que salgo sola a hacer unos pendientes. También existen momentos de ira total. Puede querer un “late” (léase, chocolate) a las 8:50 de la mañana, negación de por medio, y la partida al kínder se vuelve caótica por su enorme berrinche. Claro, llanto, patadas y gritos son parte de su escena.
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A todo le pone su esencia, su carácter, su temperamento. Debo confesar que esto me encanta, aunque en esas situaciones me desquicie. El viernes, en el mail que envían semanalmente las guías de su kínder, destacaban que están trabajando sobre los sentimientos. Sobre todo, en lo importante que es poder expresar, con palabras o con gestos, lo que sentimos.
Reflexionando sobre esto, es tan lindo poder exteriorizar lo que nos alegra, lo que nos da miedo, lo que nos desilusiona, lo que nos entristece, lo que nos preocupa. Es gratificante comunicarnos para compartir experiencias, aprendizajes, emociones. A mí personalmente, escribir me impulsa a bucear en mi pasado, en mi presente y en mi futuro. La maternidad tiene eso que me resulta maravilloso.
En cuanto a Emma, intento poner en palabras y en gestos mis emociones. Siento que es una gran enseñanza. Por momentos es más fácil y por otros más engorroso (¡principalmente en medio de un berrinche!). Desde: “Emma, no me gusta lo que estás haciendo. Me enoja”, a: “Emma, estoy tan feliz de estar aquí contigo en el parque, disfrutando este día” o “Emma, ¡me emociona verte tan grande! Estoy orgullosa de tu logro”.
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Poder comunicarle de forma sincera y clara mis sentimientos es un gran desafío como mamá. No quiero que por vergüenza, por pudor o por apuros dejemos de lado nuestras emociones. Ustedes, ¿cómo lo viven? ¿Qué sentimientos transitan a flor de piel junto a sus niños por estos días?
Con cariño,
Mamá Pia
