¿Cómo se puede querer igual al segundo hijo, cuando es tan grande el amor que se le tiene al primero? Esta pregunta nos la hacemos continuamente mi esposo y yo desde el momento en que nos enteramos que esperábamos a un segundo bebé.
Es tanto y tan grande el amor que le tenemos a Juliancito, que nuestra mente no es capaz de comprender cómo vamos a ser capaces de dar más amor.
Juliancito, a su año y medio de vida, se ha convertido en el centro de mi vida (Lee el artículo: Te amo, luego existo). Compartimos mañanas, tardes y noches desde el momento en que decidió llegar al mundo. Cosas tan sencillas como mis menús de comida, la lista del súper, la agenda de la semana, los restaurantes para ir a comer, la decoración de la casa a prueba de niños, o simplemente los zapatos que debo utilizar para corretearlo, giran en torno a este pequeño individuo que ha llegado a transformar nuestras vidas de la mejor manera.
Y de un minuto a otro, llegará Loreta a complementar esta familia. Llegará hambrienta de amor y de cariño. ¿Se duplicará el amor? ¿Nacerá un nuevo amor? ¿Qué pasa con el amor que hoy le entregamos totalmente a quien dejará de ser nuestro bebé para convertirse en el hermano mayor?
¿No sabes cómo incluir a tus otros hijos en el proceso de tu nuevo embarazo? Aquí te decimos cómo hacerlo.
Definitivamente es un misterio, y conforme pasan los días y se acerca la fecha de nacimiento de Loreta, crece el nervio. Ese nervio que oscila entre preocupación y felicidad. Sentimientos encontrados de saber que mi Juliancito ya no será el centro de atención, ¡pero la emoción de que es posible compartir el corazón y volverse a enamorar a primera vista!
Las mamás que ya tienen varios hijos, seguramente me podrán explicar mejor. Si no, yo pronto les paso el resumen en cuanto nazca la bebé.
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