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Estos últimos años he leído y escuchado muchas historias de papás que reaccionan de manera muy positiva cuando sus hijos les confiesan que NO son heterosexuales. Lo que poco a poco he notado es que cuando los papás responden de forma amorosa los hijos se sienten aliviados, como si hablar de sexo con sus padres hubiera sido una carga por años. ¿Qué puedo hacer yo para que mis futuros hijos sepan que los voy a amar sin importar a quién amen? ¿Cómo les puedo transmitir desde pequeños que la orientación sexual es algo natural, y que si se sienten atraídos por personas de su mismo sexo no es una ofensa ni una preocupación para sus padres?
Entonces leí este comentario en Tumblr: “Hoy estaba echando flojera y mi papá me dijo, ‘Vas a volver loca a tu futura pareja’. Entonces me di cuenta de que cuando hablamos de futuros amantes él siempre usa términos como ‘pareja’. Desde que era chiquita nunca usó términos con género cuando hablábamos de romance.
Y entonces me di cuenta de que mi papá nunca asumió que era heterosexual. Incluso cuando estaba leyendo mi carta de la cápsula del tiempo que hicimos en cuarto grado él dice, ‘Si para cuando estés leyendo esto ya encontraste una pareja, espero que te ame y te atesore’. Yo tenía 9 años cuando él escribió eso”.
Esa es la forma más sencilla de que nuestros hijos no sientan que ser gay requiere de una confesión. Si nunca los hacemos sentir, con nuestras palabras, que la forma correcta de vivir es siendo “heterosexual” no tienen por qué sentirse nerviosos ni amenazados.
Es parte de educar sin géneros. Criar a tus hijos dándoles la libertad de ser ellos mismos. Así como educar sin géneros permite que los niños encuentren sus habilidades natas sin ser limitados por expectativas de la sociedad o roles de género, hablarles de parejas en lugar de novios y novias los deja desarrollar su sexualidad sin miedos, sin esconderse, sin mentiras y sentimientos de rechazo.
El mundo está cambiando para bien, y nosotros como madres (o futuras madres) necesitamos entender que el rechazo a la diversidad sexual no crea más que separación dentro de las familias. Si tu hijo es gay no importa cómo le manejes el tema, no va a dejar de serlo. ¿Por qué no criarlos como hombres y mujeres de bien, seguros de sí mismos y del amor de sus padres? Es sólo una palabra de tu vocabulario que debes cambiar, ni siquiera la notarán cuando son pequeños, pero cuando sea momento de buscar una pareja sabrán que siempre los has apoyado, sin importar sus preferencias sexuales.
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Por: Susana Miyaros
Fuente: www.actitudfem.com
