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¿Ejerces tu autoridad o tu autoritarismo con tus hijos?

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Mohandas Karamchand Gandhi fue un ser humano cuya autoridad ejercida a través de la no violencia y la desobediencia civil, movió a tal grado a su pueblo que dio pie a la independencia de la India; por otro lado, Adolf Hitler provocó una de las más grandes catástrofes y tragedias de la humanidad por el simple hecho de haber ejercido su autoritarismo.

Toma un momento para ubicar a cada uno de los personajes del párrafo anterior y con las consabidas reservas de comparación entre tu forma de ser papá y ellos, trasládalos a tu día a día en la relación que tienes con tus hijos y pregúntate: ¿Ejerzo mi autoridad o mi autoritarismo?

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Siendo muy honesto contigo, es probable que no te haya sido fácil decidirlo porque tal vez pienses que actúas correctamente en algunas situaciones pero en otras no. Bien, no te aflijas; estoy seguro que en la mayoría de los casos quieres ejercer tu autoridad y ser movido por el amor y la compasión, pero simplemente a veces no puedes y entonces actúas con intransigencia.

3 momentos cotidianos para reflexionar

Momento # 1: Cuando tu emoción supera a tu razón

Algo de cierto tiene contar hasta diez antes de llevar a cabo una acción o emitir un comentario después de una situación desafiante, ya que cuando la víscera nos gana, regularmente no surge nada bueno, nada que agregue valor sino más bien dolor.

A veces ante una situación totalmente inesperada que involucra a tus hijos y que te mueve de tu zona de tranquilidad y calma, surge dentro de ti un mar de emociones que fluyen violenta y descontroladamente por tu organismo para salir con agresividad en múltiples formas y por todos tus sentidos contra ellos (sobre todo si fueron los que ocasionaron “el desastre”). Es precisamente aquí cuando debes hacer un alto para reflexionar y permitirle un espacio, un pequeño resquicio de entrada a tu razón, de tal forma que puedas: SÍ, mostrar tu enojo; SÍ, expresar tus sentimientos (haciéndote responsable de ellos), y SÍ, hablar sobre las consecuencias de la situación, pero sin agredir de manera física, verbal o del tipo que sea.

No olvides ser duro con el problema y suave con la persona, sobre todo si se trata de tus hijos.

Momento # 2: Cuando es más importante tu apariencia que tu esencia

Desgraciadamente, esta época está más orientada hacia los valores del “tener” y mucho menos hacia los del “ser”; de ahí que tiendas a pensar que eres más importante por cuantos títulos nobiliarios y posesiones tienes, en lugar de agradecer la comida que te llevas a la boca y las relaciones verdaderas, sinceras y fraternas que cultivas, dentro de ellas la que tienes con tus hijos. La sociedad siempre marcará una pauta a seguir; sin embargo, es importante que mantengas un nivel prudente de relación con ella, es decir, sin sacrificarte, SIN DEJAR QUE TE ABSORBA y sin pasar por alto los espacios de interacción con tus hijos que regularmente están llenos de sorpresas y alegrías (a veces hasta pareciera que son sin sentido, pero esto es porque nacen desde su esencia y no desde su apariencia). Aprende de tus pequeños, escucha lo que te quieren decir desde su simpleza, su sencillez y sus ocurrencias, porque pueden darte pautas precisas para que seas más “tú” y no “el que la sociedad quiere que seas”. Recuerda que el ego tiene mil máscaras y los hijos son excelentes para quitarlas.

Momento # 3: Cuando impones en vez de hacer acuerdos

A veces tus miedos y prejuicios frenan tus posibilidades para ejercer tu autoridad de manera creativa con tus hijos ante situaciones desafiantes o divergentes, y terminas imponiéndoles tus ideas y tus razones, pero es importante que no te confundas entre la imposición y el establecimiento de límites. Yo me dejo llevar en ocasiones por mi autoritarismo y termino imponiéndome, pero lo que sí te puedo decir es que cuando me doy la oportunidad y establezco acuerdos con mi hijo, ejercito mi creatividad de tal forma que abordo una situación o problema desde una perspectiva totalmente distinta a la que originalmente había pensado (sobre todo si quiere ver diez veces la misma película en un solo día).

Te invito a que practiques más el hacer acuerdos con tus hijos; te impresionará su capacidad para entenderlos, asumirlos, procurarlos y llevarlos a cabo.

Seguramente hay más momentos cotidianos que estás identificando después de haber leído este artículo en los que regularmente actúas con autoritarismo y no con autoridad. Te invito a que los hagas conscientes, y reflexiones y definas una estrategia diferente a la que regularmente utilizas. Ya con eso habrás dado un paso enorme en tu transformación.

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Recuerda que la labor de ser papá es todo un desafío y un constante e incesante movimiento hacia la plenitud. Ahora y siempre necesitamos muchos más papás tipo Gandhi que papás tipo Hitler. Por eso, vive con alegría para transformar cada día.

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José Robledo

Ingeniero Biomédico y Maestro en Desarrollo Humano

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"Paternidad sin instrucciones: reflexiones prácticas de un papá para otro papá"

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