La ablactación se refiere a introducir a la dieta de un bebé alimentos sólidos o alimentos diferentes a la leche materna. La Organización Mundial de la Salud (OMS), recomienda empezar con este proceso a partir del sexto mes de vida de los bebés. Sin embargo, es importante recalcar que esta organización también recomienda continuar con la lactancia materna hasta los 24 meses de vida. Esto quiere decir que la ablactación no representa la sustitución de la leche por otros alimentos, sino el inicio de una alimentación “complementaria”.
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La razón por la que se te recomienda iniciar con la ablactación a los 6 meses de vida, es porque hasta este momento tu bebé estaba perfectamente nutrido con tu leche. Sin embargo, después de esta edad, tu pequeño necesitará adquirir más nutrientes que solo podrá recibir de otros alimentos. Otra razón es porque antes de esta edad, el aparato digestivo de tu bebé no está totalmente desarrollado o preparado para procesar otro tipo de alimentos que no sea la leche materna o la leche de fórmula.
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Existen ciertos hitos del desarrollo que nos permiten saber que el bebé está preparado para iniciar con el proceso de ablactación, algunos de estos se enlistan a continuación.
El bebé:
- Sostiene la cabeza.
- Se mantiene sentado solo.
- No tiene el reflejo de protrusión (es decir que ya no saca tanto la lengua y babea menos).
- Toma objetos con las manos y los cambia de una mano a otra.
- Se muestra interesado por comer o parece que se le antoja lo que comes.
Generalmente, estas metas de desarrollo no se observan antes de los 6 meses de edad. Es importante que si tu bebé tiene 6 meses y no ha alcanzado estas metas, no empieces con la ablactación. Además, aunque tu bebé parezca estar más desarrollado para su edad, nunca se recomienda iniciar la ablactación antes de los 4 meses de vida.
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Por último, te recomiendo que si tienes alguna duda sobre este tema, consultes a tu médico o a tu especialista en lactancia materna.