Cuando un niño tiene anemia suele presentar dificultades en el aprendizaje, disminución en el desempeño cognitivo y, en consecuencia, fracaso escolar; es menos afectivo y presenta mayores trastornos de la conducta, por lo que es de suma importancia prevenir su aparición.
La anemia es la disminución de glóbulos rojos en la sangre, los cuales se encargan de transportar el oxígeno a todos los órganos del cuerpo a través de una proteína llamada hemoglobina. Por ello, la medición de hemoglobina en sangre se emplea para detectar la presencia de anemia.
La aparición de anemia en los niños puede tener diversas causas; sin embargo, la principal es de origen nutricional. Si los niños no reciben a través de la alimentación las vitaminas y los minerales que necesitan, como el hierro (principal responsable de la aparición de anemia), el niño puede desarrollarla.
Aunque todos los niños que no reciben una adecuada alimentación pueden presentar anemia, existen grupos de mayor vulnerabilidad en los cuales las consecuencias que conlleva también son mayores.
La edad de mayor riesgo para su aparición es en niños menores de 2 años, debido a dos razones:
- Existe un rápido crecimiento físico y mental que demanda altas cantidades de hierro. Durante el primer año de vida, el peso al nacer se triplica; a los 2 años la estatura se habrá duplicado y el cerebro habrá alcanzado aproximadamente un 80% de su peso adulto.
- Hay prácticas inadecuadas de lactancia materna y alimentación complementaria. En México, únicamente el 14.5% de los niños menores de 6 meses de edad reciben lactancia materna exclusiva, y sólo 1 de cada 2 niños reciben alimentos ricos en hierro a partir del sexto mes.
La mejor forma de prevenir la aparición de anemia es ofreciendo leche materna de forma exclusiva durante los primeros seis meses de vida y mantenerla de forma complementaria hasta los 2 años. A partir del sexto mes es necesario incluir alimentos diferentes a la leche que sean ricos en hierro y vitamina C, como cereales fortificados, frutas (manzana, guayabas, duraznos, etc.), verduras verde oscuras (espinacas, acelgas, brócoli, etc.) y carnes.
La alimentación rica en hierro debe mantenerse aun después de los 2 años de edad; además, deben evitarse bebidas como café, refrescos y tés, ya que limitan la absorción del hierro por el organismo.
Es importante que identifiques el tipo de alimentación que está recibiendo tu hijo(a). Si no es la correcta y además nació antes de las 36 semanas de gestación y/o pesó menos de 2.5 kg al nacer, tiene un mayor riesgo de presentar anemia y es importante que lo comentes con su pediatra para que él pueda descartarlo o dar el tratamiento necesario.
Te invitamos a que conozcas el trabajo que realiza Un Kilo de Ayuda para prevenir y tratar la anemia en niños preescolares en comunidades rurales de México.
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