Sin embargo, siento decirles que, como dice mi tía: “Nunca hay que hablar de más, ni criticar las formas de los otros”. ¡Como siempre, me vuelvo a acusar! Yo cargaba con todo lo posible y hasta lo imposible (por si se ofrecía).

Al terminar el día, después de algún paseo, me sentía cansada y con dolor de espalda por tanto peso que cargaba (sin mencionar los 7 kilitos que pesaba mi niño). Sí, mucho peso. Entonces comprendí que no todo lo que llevaba en mi mega bolsa era necesario. Y es que, al ser cada vez más espaciosa, me empeñaba en rellenarla más y más.

Hoy quiero ayudarlas a hacer una “limpieza pañalera” y a aprender a seleccionar sólo lo necesario, antes de salir de casa. ¿Cómo lograrlo? Aquí te digo 10 cosas que siempre debes llevar en ella. Aunque todo depende del lugar a donde vayas y el tiempo que pases en el mismo, mi recomendación es para un paseo sencillo de un día. ¡Ah! Y no olvides liberarte, cada vez que la utilices, de todos aquellos papeles o envolturas que, sin darte cuenta, depositas en tu nueva “inseparable compañera”.

10 cosas que no deben faltar en tu pañalera

1. Mini kit para mamá. ¿Qué mujer no lo necesita? Aunque somos madres necesitamos sentirnos bellas. Por ello, dentro de una bolsa más pequeña, coloca todo lo necesario para retocarte cuando lo requieras. Incluye polvo compacto, espejo pequeño, rímel, rubor, gloss y labial (sólo eso, por favor). Una liga o pinza para el cabello también es indispensable.

2. Cartera. Un espacio donde puedas llevar artículos o documentos como: credencial de elector, dinero, tarjetas de crédito o de débito, así como las que se usan para el transporte (metro, metrobús o suburbano). Si tu hijo no cuenta con alguna credencial oficial que lo identifique, te recomiendo sacar copia de la página principal de su cartilla de vacunación, enmicarla y llevarla también contigo.

3. Básicos de higiene. Incluye: pañales (en mi caso, Santiago utiliza más de 5 al día) y toallitas desechables; si eres mamá, sabrás que éstas te sacarán de cualquier problema. Para niños un poco más grandes puedes utilizar una botellita con gel antibacterial. No olvides llevar una o dos bolsitas de plástico para guardar los pañales sucios (muchas veces no hay botes de basura cerca).

4. Trapitos, toallitas y baberos. Por lo menos uno de cada uno (bien dobladitos). Que si la leche, el reflujo, la babita, la papilla… ¡Sirven para todo!

5. Cobijita ligera y cambio de ropa. Algo ligero por aquello de los cambios de clima y accidentes con la comida.

6. Fular o cangurera. A mí el fular me ha funcionado mucho para tener cerca y seguro a mi hijo, así como para cuidar mi espalda y tener mis brazos libres. ¡Yo lo recomiendo mucho!

7. Juguetes. Uno o dos juguetes pequeños son de gran utilidad para entretener y divertir a tu pequeño (si notas que ya tiene comezón en sus encías, lo mejor será una mordedera). Recuerda que los niños se entretienen con muchas cosas, de ti depende cómo lo estimules.

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8. Llaves. Mi mejor recomendación es que las guardes en un compartimento especial para ellas. Por experiencia te digo que no hay nada peor que estar afuera de tu casa y darte cuenta que las llaves están hasta el fondo de la pañalera. =S

9. Smartphone. Es básico que estés comunicada todo el tiempo: hacer una llamada, revisar tu correo, mandar un mensaje e incluso, entretener a tu hijo con alguna aplicación infantil o un video, a veces, es necesario. No soy fan de esto último, pero la mejor función que le encuentro a este aparato es tomarle cientos de fotografías  a mi hijo. ¡No olvides el cargador!

10. Cuaderno de notas. Para los niños más grandes, que ya empiezan a hacer sus garabatos, te recomiendo llevar una mini libreta y un lápiz o bolígrafo. Éstos siempre deben estar al alcance de tu mano.

¡Una cosa más! El tiempo que pasan esperando en la fila del banco, en el consultorio médico o en el tráfico, ¡dedíquenlo a leer! Lleva un libro o una revista siempre contigo. Si lo prefieres, usa los eBooks o las aplicaciones que las tabletas o celulares tienen para leer. ¡Tu hijo te agradecerá una buena historia!

Todas las mamás queremos ser precavidas y tener a la mano todo lo “necesario”, pero muchas veces llevar tantas cosas también resulta incómodo y, de cierta manera, estorboso.

Te damos 5 aspectos a considerar antes de elegir un portabebé. 

Último tip: Aunque hay pañaleras hermosas, una mochila es un artículo básico que debes considerar adquirir. Considera que con tanto peso, las correas de las pañaleras pueden marcarte los hombros y dejar cicatrices. ¡Tómalo en cuenta!

Los piojos del cabello son diminutos insectos parasitarios sin alas, que viven y se alimentan de la sangre del cuero cabelludo de las personas. Provocan mucho temor, ansiedad e inquietud; pero aunque sean una molestia, por fortuna no contagian enfermedades peligrosas.

¿Cómo llegan a la cabeza de tus hijos?

Debido a que los piojos se extienden rápido, los niños de edad escolar a menudo se ven afectados. Por ello, es importante tratar pronto la pediculosis para reducir al mínimo la dispersión en sus grupos escolares.

Sobre todo en épocas de calor, se esparcen con facilidad y se pasan de una a otra persona a través del contacto directo, o bien cuando se comparten artículos de uso personal, como peines, cepillos del cabello y toallas. Los mejores lugares en donde buscar piojos, si se tiene la sospecha, son detrás de las orejas, a lo largo de la nuca y cerca del cuero cabelludo.

¿Cuál es el tratamiento a seguir?

Existe una variedad de tratamientos de venta libre para los piojos del cabello y el más común consiste en utilizar un shampoo que contiene medicamentos, como la piretrina o la permetrina, para eliminarlos.

Con el fin de atacar los piojos, el tratamiento debe aplicarse más de una vez, ya que si se utiliza en una sola ocasión, no afectará a los que aún se encuentran en estado de liendre. El tratamiento brinda el máximo efecto cuando se repite entre siete u ocho días después de la primera aplicación. Si descubriste que algunas cepas de piojos se han vuelto resistentes a estos medicamentos, piensa en alternativas terapéuticas de venta bajo receta médica.

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Si no deseas recurrir a medicamentos para eliminar los piojos, puedes intentar con un peine de dientes finos o uno para liendres, los cuales los retiran del cabello mojado. Ahora bien, para que este método sea efectivo, es preciso repetirlo cada tres o cuatro días durante un tiempo mínimo de dos semanas. Puede ser difícil extraer todos los piojos y liendres de esta manera.

Los remedios caseros, como la mayonesa, los aceites o la vaselina de petróleo, aplicados sobre el cuero cabelludo para extinguir a los piojos del cabello, rara vez son efectivos. Algunas personas intentan eliminarlos con calor, por medio de una secadora de cabello; sin embargo, esta técnica puede conducir a sufrir graves quemaduras, así que no lo hagas.

Si no logras que tus hijos se liberen de los piojos del cabello con tratamientos de venta libre, consulta con el médico, ya que existen tratamientos recetados que por lo general eliminan muy bien el problema.

Te damos 5 ventajas de bañar a tu bebé en la regadera. 

Agradecimiento a: Dra. Dawn Davis, Dermatología de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.

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10 cosas que debes tomar en cuenta antes de regalar un perro  

1. Un perro es un ser vivo que merece respeto y sobre todo, amor y cuidados. La persona que lo reciba debe asumir la responsabilidad de tenerlo en casa, así como la energía y el tiempo suficiente para atender sus necesidades básicas como: comer, bañar, pasear, jugar, asear, etc.
2. Pero si el nuevo dueño es un menor, toma en cuenta que tanto tú como tu pareja deberán tomar casi la responsabilidad total del animal. Y digo casi porque poco a poco (conforme vaya creciendo) deberás enseñarle a tu hijo a amarlo y a hacerse cargo de él.
3. El espacio donde habite debe ser amplio. Un perro no puede estar amarrado o encerrado en un lugar pequeño.
4. Ya sea adoptado o comprado, asegúrate de que el animal esté sano. Debe ser amistoso y no debe mostrar señales de agresión.
5. Considera los gastos que tendrás que solventar al tener en casa a un nuevo miembro de la familia: hogar, alimentación (de acuerdo a su edad y tamaño), accesorios de identificación (correa y placa), juguetes, vacunas, visitas al veterinario e incluso, a la estética.
6. Consulta con un veterinario sobre las diferentes razas que existen y cuál es la más indicada para ti y tu familia. Existen razas que son más hiperactivas, unas que comen una gran cantidad de comida, otras que son de guardia, unas necesitan realizar más actividad física e incluso, otras que no tienen una buena relación con los niños, debido a que son muy nerviosas.
7. Si ya lo pensaste bien y decidiste tener un perrito en casa, antes de llevarlo, haz una parada en la veterinaria para que lo desparasiten y le apliquen las vacunas correspondientes a su edad.
8. Antes de que llegue a tu hogar, acomoda bien los cables, las macetas, las plantas o los objetos que puedan estar al alcance de una curiosa nariz y unas rápidas patitas. ¡Cuida tus zapatos!
9. Organícense como familia para que cada miembro tenga, por lo menos, una responsabilidad con el can: sacarlo a pasear, darle de comer, bañarlo, limpiarle el área destinada para ir al baño, cambiarle el agua de su platito, estar al pendiente de sus nuevas vacunas, etc.
10. Por último, te recomiendo que si piensas que tu hijo (o tu familia) no es capaz de asumir la responsabilidad de tener un perro en casa, optes por otro tipo de regalo. Toma en cuenta que algunos niños se entusiasman con los perritos sólo durante algunos días, con el paso del tiempo empiezan a olvidar o a delegar obligaciones, e incluso prefieren solamente a los cachorritos. Recuerda que por ningún motivo (divorcio, llegada de un bebé, cambio de casa…) debes abandonar a un perro. ¡Él también siente!

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4 características básicas

Tanto tus hijos como tu pareja y tú, estés o no embarazada, deben tener una correcta higiene bucal para evitar enfermedades a corto o largo plazo. Por ello, te damos ciertas cualidades que debes buscar en cualquier cepillo de dientes, independientemente de si es manual o eléctrico.

1. Formas y tamaños. El mejor cepillo es aquel que se ajusta a tu boca y te permite llegar fácilmente a todas las superficies de los dientes. En la actualidad, existe una gran variedad de cabezas o cabezales (cuadradas, ovaladas, con forma de diamante…) que cumplen la función de limpieza de los dientes, las encías, la lengua y las zonas de más difícil acceso; sin embargo, utiliza siempre la que más se adapte a tus necesidades. En cuanto a los mangos o soportes, te recomendamos adquirir un producto que tenga áreas antideslizantes y anatómicas para un mejor agarre.
2. ¿Suaves o duras? Para la mayoría de las personas, un cepillo de dientes con cerdas suaves será la opción más cómoda y segura. Pero esto sólo dependerá de qué tan vigorosamente te cepilles los dientes y la fuerza de éstos, ya que un cepillo de cerdas duras podría dañar su esmalte protector y las encías. Muchos piensan que este tipo de cepillos son más efectivos para eliminar la placa y las manchas de los dientes; sin embargo, no hay evidencia o estudios que apoyen este argumento. Sugerencia: Para una limpieza dental eficaz, utiliza cepillos de cerdas suaves.
3. Beneficios adicionales. Algunos cepillos tienen en la parte posterior pequeños mecanismos que sirven como “limpia lenguas”, logrando una limpieza más completa, confortable y eficiente.
4. Recomendaciones de expertos. Para asegurarte de que tu cepillo de dientes ha sido objeto de rigurosas pruebas de control de calidad con respecto a la seguridad y la eficacia de su limpieza, pide asesoría a tu dentista; él te orientará sobre la mejor opción de acuerdo a tu historial clínico. Otra solución es adquirir cepillos que tengan la recomendación de la Asociación Dental Mexicana.

¿Quieres saber más sobre los primeros dientes de tu bebé? Da clic aquí. 

¿Cuándo debes reemplazarlo?

• Si tu cepillo de dientes (o cabezal, si utilizas un cepillo eléctrico) muestra señales de desgaste.
• O cada dos meses, lo que ocurra primero. Muchas veces la presión que ejerces al cepillar tus dientes puede ser un factor determinante, así que reemplázalo cuando las cerdas estén en direcciones diferentes. Recuerda que si están desgastadas no van a hacer un buen trabajo de limpieza.
• Algunos especialistas sugieren cambiar el cepillo después de haber tenido un resfriado, para evitar que se acumulen los gérmenes en las cerdas.
• Es común que los cepillos de los niños se desgasten más rápidamente (puesto que aún no tienen una técnica de cepillado correcta). Revísenlos con regularidad.
• Una buena idea es utilizar aquellos cepillos que tienen cerdas que cambian de color para indicar su nivel de uso, lo que hace más evidente el momento de comprar uno nuevo.

¿Y los cepillos eléctricos?

Puedes encontrar tanto de batería como recargables. Además de cumplir las condiciones anteriores, deben tener una leyenda que demuestre que son seguros para su uso en los tejidos de la boca y los dientes. La mayoría cuenta con características que brindan mayor comodidad, como cargador de viaje, sensores de presión, niveles de vibración… No se recomiendan para niños menores de 3 años, y no olvides que estos cepillos tienen un costo más elevado.

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Es importante controlarla ya que puede afectar tu salud (aumenta el riesgo de padecer diabetes en un futuro), y la de tu bebé (exceso de peso, nacer vía cesárea, bajos niveles de glucosa, trastornos respiratorios, obesidad infantil, entre otros).

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¿Cómo puedes cuidarte?

• Como no presenta ningún síntoma, es necesario que entre la semana 24 y 28 de gestación te realices una prueba de tolerancia a la glucosa. Sin embargo, muchos médicos prefieren realizarla desde el primer trimestre de embarazo.
• Cuida tu peso. Si tienes sobrepeso u obesidad las probabilidades de presentar esta condición aumentan.
• Si sientes sed excesiva, orinas más de lo normal, te sientes muy cansada, tienes sobrepeso, eres mayor de 35 años, tus niveles de presión son altos, tienes antecedentes familiares o en embarazos previos presentaste esta condición, es necesario que acudas al médico y le expliques tu situación. Él te mandará a hacer los estudios necesarios y te recomendará el mejor tratamiento.
• Es posible que te realicen estudios o asistas a citas médicas con mayor frecuencia. ¡No dejes de ir a ninguna! Recuerda que eso ayuda a vigilar mejor tu salud y la de tu bebé.
• Al igual que en la diabetes tipo 1 o 2, los riesgos en el embarazo disminuyen si te apegas al tratamiento médico, llevas un buen control de los niveles de glucosa en la sangre, sigues una dieta equilibrada y realizas una rutina de ejercicio. ¡No te angusties! Piensa que estos nuevos hábitos te ayudarán a tener una mejor calidad de vida, así como un bebé más sano.

¿Sabes qué estudios prenatales debes realizarte durante el segundo trimestre de embarazo? Da clic aquí. 

1. Acércate al vientre de tu esposa y háblale a tu hijo con mucho cariño. Está comprobado que después de la semana 7 de embarazo, un bebé es capaz de escuchar e identificar la voz de mamá y papá. Tip: No olvides dar ligeros masajes mientras le hablas.
2. Todos los días dile a mamá lo bella que es. Es necesario que ella sepa lo mucho que la amas y, sobre todo, que la chica maravillosa, inteligente y glamurosa de la que te enamoraste sigue ahí, detrás de esa aura maternal. Detalles como una cena romántica también pueden ayudar.
3. Aunque no lo creas, algunos días tu silencio será muy valorado. Las mujeres embarazadas tienen que escuchar miles de consejos de médicos, familiares, amigos o “mamás expertas”. Por ello, te sugiero aprender a escuchar y, en la mayoría de las veces, esperar a que mamá pida tu opinión.
4. Acompáñala a todas partes. Ultrasonidos, citas médicas, curso psicoprofiláctico, talleres de lactancia e incluso, ¡de compras! Tal vez no lo habías pensado, pero compartir esos momentos los unirá más como pareja.
5. Cuando llegue el momento del parto, ¡tranquilízate! Recuerda que tú eres el mayor apoyo de mamá. Ella y tu bebé te necesitan para realizar los trámites necesarios, tomar su mano, contar el tiempo de las contracciones, tomar fotos y video, cortar el cordón umbilical, cuidar a tus otros hijos, pero sobre todo, para amarlos.
6. Ayuda un poco más. ¡Sí, más ayuda! La lactancia, tener un bebé en casa, los cambios hormonales, los sentimientos a flor de piel, la recuperación después del parto o la cesárea, todo esto puede hacer que mamá se sienta muy cansada o agobiada. Te aseguro que te agradecerá todo tu apoyo si algunos días haces el quehacer.
7. Cuida a tu bebé. No hay nada más lindo que ver a un papá bañar a su hijo, cambiarle el pañal, cantarle canciones o planear cosas que harán juntos cuando él cumpla quince años. Te recomiendo alternar con tu pareja el cuidado del bebé en las noches. Tip: No pueden faltar las fotos de papá y bebé durmiendo juntos.
8. ¡También pide ayuda! A pesar de todos los cambios que estén pasando en casa, mamá y tú deben apoyarse y amarse el uno al otro. ¡Sí, es difícil creerlo ahora!, pero te aseguro que en algún momento todo tomará su curso y tu relación de pareja será igual o mejor que antes.

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Y tú, ¿de qué otra manera ayudas a tu pareja?

9 beneficios de cocinar con tus hijos

1. Compromiso. Cocinar en familia fortalece los sentimientos de responsabilidad. Incluso, al seguir las instrucciones de las recetas, los pequeños aprenden a seguir reglas y procedimientos.
2. Sentirse útil. Está comprobado que la mejor manera para que los niños coman sanamente es cocinar y comer con ellos. Si sienten que son parte del grupo de “chefs” de la familia, empezarán a comer lo que ellos mismos preparan. Además, su autoestima aumentará al participar en una actividad donde el resultado beneficia a todos.
3. Habilidades matemáticas. Éstas se reforzarán si les explicas cómo se deben pesar, separar y medir los ingredientes. Términos como verter, agitar, mezclar, dividir, porciones, kilos, gramos, etc., empiezan a formar parte de su vocabulario.
4. Interés por cocinar. Pregunta a tus hijos qué les gustaría preparar, permite que se involucren en los menús semanales, en la decoración de los platillos e incluso, puedes ir con ellos al supermercado para comprar los ingredientes que hagan falta. Explícales la importancia de seleccionar alimentos saludables, por ejemplo: bajos en grasa.
5. Seguridad ante todo. ¡No olvides mencionar la importancia de cocinar bajo la supervisión de un adulto! Objetos calientes o peligrosos, como ollas, cuchillos, tijeras, cerillos y cualquier objeto con cuchillas filosas -como la licuadora- deben mantenerse fuera de su alcance. Permite que los utilicen dependiendo del nivel de madurez de tus niños, por ejemplo: un niño de tres años no puede cortar una manzana con un cuchillo filoso, pero sí puede separar las hojas de una lechuga.
6. Todo limpio. Así como es importante tener todo limpio antes de cocinar (manos, ingredientes, utensilios, electrodomésticos), es igualmente necesario que al final de cocinar tus hijos te ayuden a limpiar la “zona de guerra” donde se horneó ese delicioso pastel de chocolate. ¡Usen delantal durante la preparación!
7. Un divertido laboratorio. Mientras cocinan, explícales que colores tienen los alimentos, la diferencia entre las frutas y verduras, qué sustancias contienen (proteínas, grasas, azúcares), cómo se evapora el agua al calentarse, por qué se mezclan los alimentos, etc.
8. Más conocimiento. Permite que descubran y aprendan más sobre los alimentos y la nutrición a través de sus sentidos: el gusto, la vista, el olfato y el tacto.También son muy útiles herramientas, como libros de cocina, guías nutricionales, sitios web, aplicaciones y otros materiales de fácil acceso para los niños.

¿Sabes cuál es la importancia de realizar actividades en familia, tales como desayunar? Da clic aquí. 

¿Qué actividades puede realizar un niño 3 años?

• Lavar frutas y verduras
• Clasificar los ingredientes
• Verter algún ingrediente en un tazón
• Contar y hacer mediciones simples
• Separar vasos, cucharas y tenedores en la mesa
• Mezclar ingredientes de una ensalada
• Presionar el botón inicio/pausa de la licuadora

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1. Las primeras horas. Es verdad que no hay nada más bello que pegar a tu hijo al pecho desde el principio, pero también es cierto que no todas las nuevas mamás tenemos esa oportunidad. Mi hijo nació vía cesárea y, después de darle un beso y decirle cuánto lo amaba, no tuve contacto con él hasta después de 1 hora de haber nacido. Desde el principio la recomendación fue darle de comer cada 3 horas: La enfermera llegaba con una mamila con 1 o 2 onzas de leche de fórmula para alimentarlo y yo debía pegarlo a mi pecho minutos antes para tener la famosa “bajada de leche”. Sin embargo, yo lo hacía con más frecuencia para “acelerar ese proceso”.

2. Gota a gota. Pasaron 2 o 3 días y la rutina de la alimentación en casa fue la misma. Les cuento que mi hijo sí se pegaba más a mí, pero “no salía nada” (al menos eso era lo que yo pensaba). El pediatra me explicó que “sí sale algo” y que a ese líquido transparente, amarillento y aguadito se le llama calostro. Además de los beneficios inmunológicos, el calostro tiene una alta concentración de nutrientes y, en palabras de mi mamá: “Esas tres gotitas son el mejor alimento que le puedes dar a tu bebé”.

3. Libre demanda. ¡Yo digo que sí! Sí apoyo esta forma de alimentación, aunque en mi caso al principio fue muy desgastante: Mi hijo becerrito quería comer a cada rato y yo (con una herida de cesárea) pasaba la mayor parte de mis días sentada dándole de comer (incluso en la madrugada). ¡Me sentía agobiada y agotada! Sin embargo, les prometo que todo se normaliza y agarra su propio ritmo, gracias al tiempo y la experiencia. Santiago empezó a crecer y a regular sus horarios de comida poco a poco. En algún momento los dos nos pusimos de acuerdo, los dos nos “acoplamos” y todo se volvió más sencillo. Sin embargo, a pesar de que ya todo es más “fácil”, no tengo un tiempo establecido para continuar con la lactancia materna, voy poco a poco, día a día.

¿Quieres saber más sobre la lactancia materna a libre demanda? Da clic aquí. 

4. Un ligero dolorcito. ¿Ligero? ¡Para nada! Mi experiencia fue dolorosa las primeras dos semanas. Mi hijo succionaba tan fuerte que llegué a pensar que no era una buena idea esto de la lactancia. Mi pezón derecho no estaba bien formado y obviamente, Santiago prefería el lado que era más fácil para comer. Por momentos sólo imaginaba el dolor que sentiría cuando él tuviera dientes. Pero después de esas dos semanitas, la sensación fue más llevadera y con el paso del tiempo casi imperceptible (excepto cuando en verdad me da unos buenos jaloneos).

5. Llanto, tristeza y todo lo demás. Me acuso de llorar por todo: al principio no sabía cómo acomodarlo para darle de comer, no le sacaba el aire correctamente, por mi herida no podía levantarme rápidamente para alimentarlo, mis senos se convertían en piedras cuando Santiago no los vaciaba, siempre lo ensuciaba con los chorritos de leche que salían cuando él soltaba mi pecho o simplemente, lloraba porque estaba aprendiendo.

6. Artículos básicos. Las mini toallitas a mí no me funcionaron, yo utilizo trapos grandes para limpiar a mi bebé (ya que tengo mucha leche y siempre acabo ensuciándolo). El extractor de leche lo he utilizado pocas veces, afortunadamente mi hijo me deja vacía en cada toma (sólo lo ocupo cuando tengo que salir y dejar biberones preparados). Los protectores de lactancia han sido mi gran salvación, ¡probé de todos, incluso utilicé pañales! Hoy puedo decir que éstos han representado un gasto similar al de los pañales, ya que uso varios al día.

7. Recuperas la figura. ¡Sí! Confieso que a mí hasta me da más hambre que durante mi embarazo, pero trato de comer saludablemente. No sé si los licuados, cervezas, atoles y demás alimentos sirvan para aumentar la producción de leche materna (nunca los usé), pero lo que sí recomiendo es beber mucha agua. ¡Creo que no hay nada mejor!

8. Todo vuelve a la normalidad. Les repito que después de todo el agobio de mamá primeriza, las tomas de leche se vuelven más sencillas. El oído se agudiza y aprendes a identificar los sonidos o llantos de hambre. Ves a tu hijo comer a través de ti y te dan  ganas de llorar de felicidad porque se establece una conexión maravillosa. Aprendes a hacer cosas con la mano que te queda libre (incluso comer). Te das cuenta que no importa a dónde vayas, la lactancia materna te permite darle de comer a tu hijo en cualquier lugar y momento; y lo mejor, ¡no necesitas biberones, medidores de leche, fórmulas, agua caliente, agua fría…!

9. Mi consejo. Como lo dije al principio, no todas las mamás somos iguales: unas producen más leche que otras, unas tienen que trabajar y deben dejar de amamantar, otras todos los días tienen que extraer su leche y congelarla para dársela a sus bebés en biberón, unas prefieren la fórmula desde el principio, unas lo hacen por años y otras sólo por meses, pero ¿saben algo? ¡No pasa nada! No dejes que tu situación te desanime o te haga competir con otras mamás. Tú y tu bebé encontrarán, a su tiempo, la forma de alimentación perfecta para ambos. ¡Suerte!

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5 síntomas del embarazo

1. Cansancio y sueño. Si tus sospechas son ciertas, durante el primer trimestre de gestación sentirás cierto agotamiento debido a todos los cambios hormonales a los que tu cuerpo se está enfrentando. Por ello, te sugerimos descansar el mayor tiempo posible.

2. Ascos y náuseas. ¿Tacos de pastor? ¿Una gordita de chicharrón? ¡No, gracias! Si con sólo pensar en comida sientes náuseas, ¡puede ser una señal! No te preocupes, si estás embarazada, es normal. Muchas mujeres las padecen, con o sin vómito, y pueden presentarse durante todo el día.

¿Quieres saber cómo evitar las náuseas en el embarazo? Da clic aquí. 

3. Falta de menstruación. ¿Tu periodo se ha retrasado varios días? ¿Piensas que estás embarazada? Espera algunos días para confirmar tu estado. En algunos casos, este retraso puede deberse a otras razones, como situaciones de mucho estrés, tener las defensas bajas e incluso, no alimentarte correctamente.

4. Orinar más. Si en realidad estás embarazada, tu útero (que ahora aloja un embrión) comenzará a comprimir la vejiga y tendrás ganas de orinar con más frecuencia. Aunque resulte un poco molesto, este es un síntoma que puede acompañarte durante todo tu embarazo.

5. Pérdida de apetito o hambre excesiva. Si notas que no tienes ganas de ingerir algún alimento en específico o que comes más que de costumbre, ¡es posible que estés embarazada! En ambos casos debes ser precavida pues, si en verdad lo estás, será necesario que comas de manera balanceada, nutritiva y en pequeñas porciones.

Aunque estos síntomas te generen dudas, la mejor manera para confirmar si estás embarazada es realizarte una prueba de orina o de sangre. Si el resultado es positivo acude a tu médico, quien te realizará los estudios necesarios para que tu bebé y tú estén en las mejores condiciones de salud durante los siguientes meses. Recuerda que una correcta atención médica, una buena alimentación, mucho descanso, hacer ejercicio con moderación y evitar fumar y tomar alcohol, son algunas recomendaciones básicas que debes tomar en cuenta.

Si resulta que estás embarazada: ¡muchas felicidades mamá! Te invito a leer 10 cosas que nadie me dijo sobre mi embarazo. 

6 signos y síntomas de alarma durante el embarazo

Dicen que las mamás tienen un sexto sentido y ¡es cierto! Cuando estás embarazada sólo tú sabes cómo te sientes. Por ello, si presentas alguno de estos síntomas, te recomendamos acudir al médico de inmediato. Tal vez no sea nada grave, pero recuerda que tu vida y la de tu bebé son muy valiosas. ¡Más vale prevenir!

1.  Sangrado vaginal. Cualquier sangrado durante el embarazo requiere atención inmediata, sobre todo si va acompañado de dolor abdominal o calambres. ¡No te angusties! Seguramente el médico te realizará un ultrasonido o las pruebas necesarias para saber exactamente qué sucede y cómo proceder.
2. Salida de líquido por la vagina. Si presentas algún tipo de flujo (sin importar color, consistencia u olor), llama a tu médico y ve a la sala de emergencias del hospital más cercano.Te recomendamos que intentes reconocer y diferenciar el aroma de este líquido, pues sólo podría tratarse de pérdida de orina. Cabe mencionar que si presentas dolor o ardor al orinar también debes atenderte de inmediato, pues podrías presentar una infección de vías urinarias.
3. Náuseas y vómitos excesivos. Sabemos que estos síntomas son “normales” durante el embarazo, pero si no puedes comer ni beber nada puedes deshidratarte, lo que sí podría afectar a tu bebé. Acude al médico, él te recetará algún medicamento o un cambio de dieta.
4. Disminución de los movimientos del bebé. Ningún bebé se mueve al mismo ritmo y sólo tú percibes si el tuyo se mueve menos de lo “normal”. Sin embargo, si sientes que esto pasa, puedes comer algún alimento dulce o tomar un vaso de agua o jugo frío. Los médicos recomiendan recostarte de lado izquierdo y empezar a hablarle a tu bebé para estimular sus movimientos.Sin embargo, si haces esto y pasan más de 10 minutos sin que percibas “algo” es tiempo de ir al médico.
5. Contracciones. Durante el embarazo, sobre todo si es el primero, las mamás pueden “confundir” el verdadero trabajo de parto. ¿Por qué pasa eso? Existen falsas contracciones llamadas Braxton-Hicks, las cuales son impredecibles, no son frecuentes ni aumentan en intensidad, mientras que las “reales” tienen una frecuencia constante y son dolorosas.
6. Preeclamsia. Un dolor de cabeza persistente, dolor abdominal, alteraciones visuales (visión borrosa o ver lucecitas), zumbido de oídos, y la hinchazón de tobillos, cara o manos, podrían ser una señal de preeclampsia. Esta es una condición seria que se desarrolla durante el embarazo (después de la semana 20) y se caracteriza por la presión arterial alta y el exceso de proteínas en la orina. Con análisis regulares y revisión de tu presión sanguínea es posible detectar esta condición desde su inicio. El tratamiento dependerá de lo avanzado de esta condición. ¿Quieres saber un poco más sobre este tema? Da clic aquí.

Recuerda que debes estar atenta a cualquier complicación durante el embarazo por el bien de tu vida y la de tu bebé. No olvides tener a la mano la dirección y el teléfono de tu médico o clínica donde será tu parto, así como el de algún familiar para casos de emergencia.

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