Los primeros tres años de vida de tu bebé son los más importantes para el desarrollo de su personalidad y la adquisición de herramientas que le servirán para establecer relaciones con otras personas. Por esta razón, te recomiendo que en esta etapa acompañes física y emocionalmente a tu bebé para brindarle un sentimiento de seguridad y bienestar.
Una de las grandes confusiones de nuestra época es la tendencia de ver a nuestros bebés como unos pequeños adultos. Esta nos origina la necesidad de exigirles demasiado al querer hacerlos independientes y responsables desde una edad muy temprana. Como resultado de este tipo de demandas, perdemos la perspectiva de lo verdaderamente esencial: la necesidad instintiva de crear un vínculo afectivo entre tu bebé y tú. Para que evites esta tendencia errónea de querer convertirlo en un adulto, a continuación te comparto algunos puntos a tomar en cuenta sobre las necesidades emocionales y físicas de tu bebé al nacer. Asimismo, te daré algunos consejos para fortalecer el vínculo afectivo con tu bebé a través de actividades físicas.
Para conocer las actividades que han ayudado a una de nuestras mamás-bloggeras a fortalecer el vínculo afectivo con su bebé, da clic aquí.
Primero, tu bebé al nacer extrañará la envoltura y estrechez de tu vientre, la posición encorvada de su cuerpecito y las palmaditas que le dabas en tu pancita al moverse. Por eso, en sus primeros meses te recomiendo cargarlo en una frazada o en un rebozo bien pegado a tu cuerpo. Esto le ayudará a regular su temperatura corporal, le brindará confort, y ayudará a fortalecer el vínculo afectivo entre tú y él. A ti, esto te ayudará a prevenir la depresión posparto, el trastorno del vínculo y otras afecciones emocionales. No te preocupes o desesperes si en un principio no te acomodas, sé fiel a tu instinto, escúchalo, estoy segura de que lograrás hacerlo.
Asimismo, durante los primeros meses, evita el uso excesivo de la carriola. En su lugar, durante caminatas o paseos cortos opta por llevarlo en un rebozo muy cerca de tu cuerpo. De esta manera le estarás presentando el mundo desde el lugar más seguro y le estarás brindando la confianza y seguridad que necesita.
Segundo, cuanto puedas y quieras, carga a tu bebé en vez de tenerlo por tiempos prolongados en la cuna. Recuerda que tu bebé agradecerá estar entre tus brazos, e incluso descansará mejor en ellos que en la cuna o mecedora durante el día.
Tercero, tu bebé extraña tu voz, tu ritmo continuo al caminar, tu respiración, tu ritmo cardiaco, así como tu olor. Por lo que te recomiendo hablarle o cantarle melodiosamente como solo tú puedes hacerlo.
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Finalmente, evita dejar llorar a tu bebé por tiempos prolongados. Recuerda que el llanto durante los primeros meses de vida es una expresión de necesidades y no un chantaje o “berrinche”. Sin tu consuelo, tu bebé se siente ignorado, desprotegido y solo, sentimientos que fracturan el tan especial vínculo entre mamá y bebé.
Está en ti mantener y fortalecer esta hermosa relación. La unión que sentiste con tu bebé desde el momento que estaba en tu pancita no terminó cuando nació, sino que simplemente es una transición a una nueva etapa en la que día a día lo acompañas y fortaleces, llenando su corazón de alegría, seguridad y confianza.
Recuerda que es en este periodo donde tu bebé desarrollará las herramientas emocionales que va a utilizar durante toda su vida y depende de ti dárselas. Por lo que te recomiendo que lo protejas, acompañes, acaricies, abraces, y mimes a lo largo de esta etapa de su vida.