El aborto espontáneo sucede cuando el embrión o feto muere dentro del vientre de la madre sin haberse desarrollado plenamente. Generalmente sucede en el primer trimestre del embarazo y en la mayoría de los casos se debe a anomalías en el embrión/feto.
Estos son algunos tipos de abortos espontáneos:
- Aborto inevitable: es cuando el sangrado vaginal y los espasmos abdominales son inminentes, lo cual causa la dilatación del cuello uterino.
- Aborto por óvulo detenido: este es el aborto más precoz, ya que el óvulo sí llegó a fecundarse, pero el tejido fetal nunca llegó a formarse. No se necesita ningún tratamiento médico después de pasar por uno, ya que los restos se eliminan con la menstruación. En la mayor parte de los casos, las mujeres no se dan cuenta de que estaban embarazadas.
- Aborto incompleto: es cuando el feto muere y hay que retirar los restos. En algunos casos el cuerpo no expulsa todas las partes del feto y hay que intervenir con tratamiento médico para no contraer ninguna infección, ni sufrir hemorragias.
- Aborto retenido: es cuando efectivamente existe la muerte fetal, pero el cuerpo retiene el feto, la placenta, y en general todo el saco gestacional durante varias semanas e incluso meses. En este caso, también se tiene que intervenir con tratamiento médico.
Si el médico detecta el aborto, probablemente recomendará hacer una ecografía y un examen de sangre para estar completamente seguro.
Si estás embarazada y empiezas a sangrar intensamente o tienes cualquier síntoma que no parece normal, por ejemplo: una infección con fiebre, flujo vaginal con un olor desagradable, o dolor muy fuerte, debes llamar inmediatamente a tu médico o consultar a un guardia de urgencias.