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¿Por qué algunas personas, adultos o niños, logran sobreponerse y pueden desarrollarse positivamente después de vivir una situación adversa o trauma? Porque tienen una gran resiliencia.
La resiliencia es una capacidad que podemos desarrollar todos los seres humanos para transformar en algo positivo los eventos difíciles que nos suceden. Consiste en resistir el suceso y rehacerse del mismo.
Nosotros podemos ayudar a desarrollar esta capacidad en los niños, para que puedan sobreponerse a pérdidas, traumas y eventos negativos, e incluso puedan salir fortalecidos de lo que vivieron. Sin embargo, todas las personas nacemos con la capacidad de hacer frente a las demandas del mundo en el que vivimos, de desarrollar habilidades sociales y comunicativas que nos permitan adaptarnos a la vida que tenemos. Por ejemplo, los niños muy pequeños pueden asimilar y superar por si mismos algunos sucesos que les producen miedo.
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Para identificar en tus hijos algún miedo o ansiedad que no pueden expresar con palabras (por su edad), observa si buscan más besos y abrazos de lo habitual: ¿están mas dependientes?, ¿han vuelto a mojar la cama o a chuparse el dedo? Puedes utilizar el juego para ayudar a que expresen sus temores y puedes animarlos a simular lo que no pueden decir con palabras.
La familia juega un papel muy importante en el desarrollo de la resiliencia en los niños. Nosotros te recomendamos que durante épocas de estrés y muchos cambios, mantengas una rutina y compartas tiempo con tus hijos jugando. Todos podemos desarrollar resiliencia y ayudar a que nuestros hijos la desarrollen también. A continuación, te presentamos algunos consejos planteados por la APA (American Psychological Association ) para desarrollar la resiliencia:
- Enseña a tu hijo a hacer amigos. Las redes de apoyo y sociales son importantes para todas las personas, favorece la capacidad de sentir empatía y también nos brindan apoyo después de algún momento difícil o triste. Te recomendamos que estés pendiente de que en la escuela tus niños no se aíslen.
- Motívalo a ayudar a otros. Ayudar a otros puede permitirle a los niños superar la sensación de que no pueden hacer nada para solucionar ciertas cosas. Invitar a los niños a cooperar en tareas básicas dentro de la casa. Esto además favorece el sentido de pertenencia y crea en ellos mucha satisfacción al sentirse útil.
- Mantén una rutina diaria.Fomenta una vida estructurada, con este ejemplo cada pequeño puede desarrollar su propia rutina, de manera autónoma o con ayuda de sus papas.
- Fomenta el uso de la creatividad. Por medio del juego y el arte los niños pueden encontrar momentos para distraerse de lo que les preocupa y expresar lo que sienten.
- Enséñale a aceptar que el cambio es parte de la vida.Por más que haya etapas o momentos en la vida en los que nos sintamos muy cómodos, es importante hacerles saber y transmitirles que las cosas pueden cambiar, y eso está bien.
- Enséñalo a cuidarse a si mismo. La importancia de comer bien, tomarse tiempo para dormir y descansar, cuidarse e incluso divertirse ayuda a que los niños mantengan el equilibrio cuando se enfrentan a momentos estresantes.
- Fomenta una autoestima positiva.Ante una dificultad, recuérdale como han podido lidiar satisfactoriamente con dificultades en el pasado. Enséñales a confiar en si mismo para resolver los problemas y tomar las decisiones adecuadas. También enséñales a tomar la vida con humor y fomenta la capacidad de reírse de si mismo.
- Busca oportunidades para el autodescubrimiento.En los momentos difíciles suelen ser cuando los niños aprenden más sobre si mismos. Ayuda a que tu hijo vea como lo que está enfrentando puede enseñarle a entender lo que siente. La emociones despiertan en ellos ciertos aprendizajes y experiencias.
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Recuerda que aunque todos tenemos la capacidad de superar momentos malos, el estar acompañado y tener una guía siempre hace que las cosas sean más llevaderas. Por último te invitamos a leer unos ejemplos reales de resiliencia:
Ejemplos reales de resiliencia
En el libro “La maravilla de dolor. El sentido de la resiliencia.”, de Boris Cyrulnik.
“Durante los bombardeos de Londres, en la segunda guerra mundial, Anna Freud notó la serenidad de los recién nacidos en los refugios. El silbido de las bambas, el rugido de la tierra, el temblor de los muros del refugio alrededor de ellos, no los afectaban. La razón es bastante simple – decía ella -, el mundo no ha cambiado para ellos. Están bien protegidos entre los brazos maternales. Si el espíritu de la madre conserva la serenidad, el bebé se siente completamente seguro en sus brazos. Pero si la madre tiembla, el mundo del bebé se tambalea.
Durante la toma de rehenes de la guardería de Neuilly-sur-Seine por “el hombre bomba”, los niños sintieron más miedo de los hombres que llegaron a rescatarlos que del que los amenazaba. En el mundo de los adultos, el peligro venía del hombre con granadas colgadas alrededor del cuerpo, que amenazaba con matarse junto con los niños, pero en el mundo de los niños, ese señor no era aterrador. Su presencia introducía una acontecimiento curioso, con juegos nuevos e inesperados. Con mayor razón cuando la maestra con su talento, al presentar al hombre como actor de un juego, había descubierto el mecanismo de defensa que ilustra Roberto Benigni en la película “La vida es bella”. En cambio, cuando los policías irrumpieron en la guardería y agarraron a los niños para huir con ellos, los niños sintieron que esos ladrones embozados, que huían a toda velocidad con sus cuerpecitos bajo el brazo, los arrancaban de la “seguridad”. Corrían en medio de otros adultos que gritaban indicándoles el camino. ¡Eso si que era un horror! Eso sí puede que deje en sus memorias imágenes precisas.”
Por: Psic. Sofía Campos Ugalde
