Todos los días reflexiono sobre la gran tarea y responsabilidad que conlleva ser papá. Si bien en algunas ocasiones me siento angustiado por no tener claro qué hacer, son más los momentos en los que me siento fascinado por la oportunidad que la vida me brinda de crear una relación diferente con mis hijos; una relación que les procure aprendizajes significativos y les facilite la búsqueda de su propio camino en la vida. En otras palabras: una paternidad responsable.
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Todavía en una gran parte de las familias de nuestro querido México, el padre –si no es que está ausente– solamente es considerado como una figura de autoridad y sostén económico, alguien que se mantiene al margen de la crianza de los hijos (triste pero cierto). Pero no te agobies. Con esperanza te digo que la paternidad y la maternidad son roles compartidos y cruzados entre el papá y la mamá: ambos son figuras de autoridad, sostén económico y pilares vitales en la crianza, así que es factible cambiar. Por ahora centrémonos en tu rol, en el rol de papá, y aquí es donde te pregunto: ¿Cómo entender y procurar una paternidad responsable? ¿Cómo hacer que esto suceda? Trataré de guiarte con 3 recomendaciones y 3 frases clave:
- Edúcalos congruentemente. Aunque la escuela y el contexto en el que se desenvuelven los niños son muy importantes, la verdadera educación la das en casa pues es ahí donde se experimenta la relación íntima entre tú y tus hijos, así que edúcalos dando lo mejor de ti y siendo consistente entre lo que piensas, dices y haces. No puedes desear lo mejor para ellos si tú no lo vives; por lo tanto, la primera frase clave sería algo así como:“Que tus acciones hablen tan fuerte, que tus palabras no se escuchen”.
- Fortalécelos emocionalmente. Ahórrale a tus hijos la necesidad de tener que ir a un psicólogo por ser inseguros o miedosos incontrolables. Siempre será mejor hacerles ver lo mucho que valen por lo que ya son, y ayudarles a entender que a toda acción corresponde una reacción, de tal forma que asuman humildemente las consecuencias de cada uno de sus actos y no carguen con “las culpas” por no querer responsabilizarse. De lograrlo, seguramente la respuesta de tus hijos en un futuro sería la segunda frase clave que te quiero compartir: “Gracias pa’ por enseñarme que yo valgo por lo que soy”.
- Ámalos incondicionalmente. Más allá de tus penas y sufrimientos, tu paternidad en esencia es generosa, honesta, compasiva y, sobre todo, amorosa. Por eso tu obligación es propiciar un entorno totalmente libre de tensiones, manipulaciones, abusos físicos o mentales, rechazos, humillaciones, violencia y crueldad. Tus hijos deben de crecer sabiendo que son amados de manera absoluta y total, sin que les pidas nada a cambio (incluyendo el no esperar que te atiendan o te cuiden cuando estés viejo, ¿eh?). Así tendríamos la última frase clave: “Te amo por el simple hecho de ser”.
Está claro que tu objetivo es llegar a ser un papá responsable que fomente una educación viva y práctica, que propicie una cultura de la belleza, que genere alegría, gozo, amor, dulzura, bondad y, sobre todo, compasión; un papá que busque fortalecer el crecimiento y la congruencia; un papá que genere confianza. En tres palabras: un papá humano. Una paternidad con estas características va a beneficiar no sólo a tus hijos, sino a la sociedad entera. Por eso, vive con alegría para transformar cada día.
¡Que sigas teniendo una feliz paternidad!
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