A continuación te daré 10 consejos para madres primerizas que a mí me hubiera gustado recibir en mi primer semana como mamá:
- Acepta toda la ayuda que te ofrezcan. No importa si es tu pareja, tu mamá, una amiga, la enfermera o la vecina; tampoco si es para limpiar la ropa, cocinar, o cargar al bebé dos minutos para que tú te bañes. Ya tendrás tiempo de regresar el favor.
- Concéntrate en ti y en tu bebé, borra al resto del mundo. Sí, tal cual, tu primera semana de mamá es la única en toda tu vida en la que te podrás dedicar solamente a ser mamá y nadie dirá nada. ¡Aprovéchalo! Si los platos se acumulan, las camisas no están planchadas o tu cama no está hecha, no pasa nada.
- Si quieres darle pecho y tener una buena producción de leche, adopta la ley de la libre demanda. En otras palabras, dale de comer a tu bebé cada vez que te lo pida y hasta que quede saciado.
- Duerme cada vez que tu bebé duerma. Si la tía manejó desde la otra punta de la ciudad para verlos, pero resulta que en ese momento tu precioso bebé decidió dormir, qué pena, tendrá que volver otro día. Tu bebé te necesita al 101% y estar descansada es vital para poder estar en ese 101.
- Todo pasa. El dolor del parto; las noches en vela; el cólico; el reflujo; los constantes “no sé que hacer”; ¡tooodo pasa!
- Si ya le diste de comer, ya le cambiaste el pañal, está calientito y está durmiendo bien, pero sigue llorando, abrázalo, bésalo, cántale y háblale bonito. Los bebés no lloran sin razón, pero a veces la razón es que necesitan un apapacho. Y no, tu bebé de una semana no te “ha tomado la medida”, ni te está chantajeando.
- Sé práctica en todo lo que puedas. Por ejemplo, limpia los muebles con toallitas desechables, aspira en lugar de barrer y pide todo lo que sea posible a domicilio.
- Confía en tu instinto. Aunque nunca hayas sido mamá, sabes más sobre tu hijo que cualquier otra persona.
- Disfruta estos primeros momentos. Detente para contemplarlos y guardarlos en tu memoria, o aún mejor escríbelos en un diario.
- Abrázalo, abrázalo, abrázalo, abrázalo. Todo el tiempo, a todas horas, porque los minutos pasan volando y ese bebito se convertirá en un niño independiente en menos de lo que te esperas.
¡Mucha suerte y felicidad en esta nueva experiencia!