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Los antojos y las aversiones durante el embarazo, son urgencias potentes por tener o por evitar algunas comidas. Los alimentos que provocan más antojos en el embarazo, por lo general, son los dulces, los productos lácteos y los alimentos ya preparados (incluso sabiendo que no son tan saludables). Las aversiones más frecuentes son al alcohol, al café, a otras bebidas con cafeína y a las carnes.

Evitar algunos alimentos durante el embarazo puede o no reflejar la elección consciente de la madre por eliminar algunas comidas perjudiciales para ella o para el bebé. Y algunas otras veces se puede tratar de una aversión hacia el olor (en el embarazo se potencia la percepción de los aromas), de las náuseas o de las molestias gástricas habituales.

Tanto los antojos como las aversiones no se limitan a un alimento o un grupo de alimentos en particular, y pueden llegar a ser muy extravagantes o muy extremistas. En algunos casos, estos cambios de alimentación pueden tener efectos perjudiciales, por lo que es necesario explorarlos a fondo con tu médico; sobre todo si crees que se te está antojando algo que normalmente no comerías por creerlo dañino, o si has dejado de comer algo que crees que es fundamental para tener una alimentación balanceada.

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Por ejemplo, cuando una mujer tiene pica en el embarazo (es decir que tiene la necesidad de consumir tierra, arcilla, almidón, papel o un exceso de hielo) puede estar asociado a una malnutrición o a la deficiencia de alguna vitamina o nutrimento inorgánico esencial, como el calcio o el hierro. Lo peligroso es que esta deficiencia provoca la ingesta de sustancias no nutritivas, e incluso dañinas.

Por este motivo, aunque puedes consumir casi cualquier cosa que te provoque antojos en el embarazo, y tal vez no te haga falta el alimento que te causa aversión, es vital que tengas un acompañamiento nutricional clínico durante esta etapa. Estar en contacto con tu nutriólogo es casi tan importante como la evaluación ginecológica a lo largo de tu embarazo.

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¡Cuida mucho tu salud para que puedas cuidar la de tu bebé!

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La introducción de alimentos diferentes a la leche materna es un proceso gradual. En este le presentas a tu bebé los alimentos que requiere para satisfacer sus necesidades nutricionales. De esta manera, poco a poco irás incorporándolo a la dieta familiar. No te desesperes si a la primera no le gusta el nuevo alimento que le ofreces, recuerda que es un proceso de familiarización y poco a poco irá aprendiendo qué le gusta y qué no.

¿Sabes qué es el baby led weaning? Da clic aquí para conocer la experiencia en este tema de una de nuestras mamás-bloggeras.

La siguiente, es una tabla en la que te hago recomendaciones de qué alimentos puedes empezar a ofrecerle a tu bebé según su edad, así como la presentación de los mismos:

Recuerda que todos los alimentos deben darse sin sal, azúcar, miel, colorantes, ni condimentos, para que tu bebé tenga la oportunidad de saborear el alimento por si solo.

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Conforme tu bebé va creciendo, irá mejorando sus reflejos de succión y deglución. Esto le permitirá manejar con más facilidad los alimentos semilíquidos y, más tarde, los sólidos. Trata de hacer la hora de la comida un tiempo tranquilo y emocionante. Piensa que es el momento perfecto para conocer mucho mejor los gustos de tu bebé.

Te recomiendo que lleves un diario de experiencias y anotes todo lo que va pasando: qué caras hace, con qué le gusta más comer ciertos alimentos, cómo se los presentaste, qué receta te funcionó mejor, cómo fue la digestión. ¡Sé creativa y enseña a tu bebé a comer de manera variada y sana!

Fuentes:

• Norma Oficial Mexicana PROY-NOM-043-SSA2-2006. Servicios básicos de salud. Promoción y educación para la salud en materia alimentaria. Criterios para brindar información. 2006.
• Academia Nacional de Ciencias. Recommended Dietary Allowances, Washington, DC., Nacional Academy Press Rev. 2010

¡Come alimentos con zinc y con vitamina B6!

El zinc se encuentra en alimentos como las ostras, las nueces, los cacahuates, las calabazas y las yemas de huevo. También puedes encontrarlo en la carne de cordero, y en granos como el centeno y el salvado.

Por otra parte, la vitamina B6 la puedes encontrar en: la coliflor, el plátano, el brócoli, la sardina, el salmón, la nuez, la lenteja, el pollo, el atún, el aguacate, el maíz y el arroz.

¿Por qué me ayudan a ser más fértil?

El zinc es un nutrimento inorgánico vital para la buena salud reproductora. La infertilidad, la baja actividad sexual y los problemas relacionados con el periodo menstrual, están vinculados con los niveles de zinc en la sangre. Junto con la vitamina B6 (Piridoxina), el zinc actúa en todas las etapas del ciclo sexual femenino. Consumiendo conjuntamente estos dos nutrientes se garantiza la producción de niveles adecuados de hormonas sexuales.

La deficiencia de zinc y de vitamina B6, provoca un descenso de fertilidad, debido a que la glándula pituitaria no llega a estimular correctamente el desarrollo de los óvulos, por lo tanto tampoco existe una ovulación sana.

Los niveles adecuados de zinc y de vitamina B6 también aumentan el deseo sexual y alivian los problemas premestruales. Las mujeres que padecen el síndrome premestrual suelen tener déficit de zinc. Además, después de la concepción, el zinc y la vitamiba B6 ayudan a reducir algunas enfermedades y la depresión posparto, además de que aumentan las probabilidades de tener un bebé sano.

¿Cómo aseguras una ingesta óptima?

Te recomiendo acudir a tu médico o a tu nutriólogo para que te proporcione una dieta personalizada. Sin embargo, la ingesta diaria recomendada de 20 mg a 60 mg de zinc y vitamina B6 se puede conseguir fácilmente llevando una dieta balanceada, rica en frutas y verduras.

Asegúrate de mantener una dieta balanceada una vez que te embaraces. Si quieres saber más al respecto da clic aquí.